ALFABETO CRISTIANO
JUAN DE VALDES
QUE ENSEÑA EL VERDADERO CAMINO DE ADQUIRIR
LA LUZ DEL ESPÍRITU SANTO94-96
División del hombre
VALDÉS. — Con esta confianza recobraré ánimo, para descubriros de este camino de perfección cristiana, aquello que yo sé, y he podido entender. Y antes que yo comience a mostraros los pasos por los cuales habéis de caminar, quiero que sepáis esto: que s San Pablo, en muchos lugares de sus epístolas, divide al hombre en dos partes: la una llama carne, y la otra espíritu: la una viejo hombre, y la otra nuevo hombre: y sabed que por viejo hombre entiende el hombre no vivificado por la gracia del Espíritu Santo, y que por nuevo hombre entiende el hombre ya vivificado por la gracia del Espíritu Santo. El viejo hombre llama carne, y llámale cuerpo sujeto a pecados, donde parece que bajo el nombre de carne entiende todo el hombre, alma y cuerpo, sin Espíritu Santo, y la naturaleza sin la gracia.
Esto mismo se demuestra por aquello que en otra parte dice, que la carne combate contra el espíritu y el espíritu contra la carne, en el cual combate, si el alma se deja vencer de carne, mezclándose con ella se hace toda carnal, y si se deja persuadir de el espíritu, coadunándose con él, se hace todo espiritual. Y por eso San Pablo, casi siempre divide el hombre en dos parles; y digo casi, porque en un lugar o dos, parece que lo divide en tres, esto es: en espíritu, alma y carne. Ya que habéis sabido qué cosa es viejo hombre, carne y cuerpo sujeto a pecados, y qué cosa es nuevo hombre, alma y espíritu, y para que entendáis bien cuál cosa de éstas vive en vos, porque así mejor conocida la llaga podréis aplicar las medicinas, sabed que según el mismo San Pablo, los apetitos y los afectos de la carne, son muerte y son enemigos de Dios,
porque ni quieren ni pueden sujetarse a la ley de Dios. Sabed más, que los frutos de la carne exteriores, son: homicidio, injurias y pecados carnales: y que los interiores, son: ambición, avaricia, envidia, ira, venganza. Sabed
más, que según el mismo San Pablo, los afectos del espíritu son vida y paz: quiere decir, que mediante el espíritu vive el alma, y la conciencia está pacificada y aquietada. Sabed más. que los frutos del espíritu son caridad, alegría, sinceridad, paz, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. De manera que un mismo hombre, según la naturaleza es viejo hombre, y según la gracia es nuevo hombre. El viejo hombre no alcanza las cosas que son del espíritu de Dios antes, ciego con su razón humana, las tiene por vanas y desvariadas. El nuevo hombre todas las cosas juzga, y él no puede ser juzgado por ninguno. De todo esto que he dicho podéis, Señora, colegir que vuestra alma está en uno de tres estados: o se ha mezclado con la carne y hecho carnal; o se ha unido con el espíritu y hecho espiritual: o está ahora en el combate de que la carne la quiere para sí y el espíritu la convida hacia sí. Y conviene que hagáis este examen, porque si halláis vuestra alma con la carne os encomendéis a Dios, y con estas reglas deis favor al espíritu para que comience a combatir y salga con la victoria; y si la halláis con el espíritu, con continua oración procuréis conservarla así; y si la halláis no determinada, os hagáis fuerza a vos misma para que presto se determine a abrazarse y a unirse con el espíritu, para que así se haga toda espiritual y recobre aquella imagen y semejanza a Dios a la cual fué creada.
Y pensad, Señora, que es imposible que no estéis en uno de estos tres estados; porque pensando esto, estoy cierto que examinaréis muy bien cuál es aquel en que estáis.
JULIA. — Ya yo lo tengo bien examinado, y por lo que habéis dicho, lo he conocido muy claramente. Haced cuenta que yo estoy en el peor estado, y con este presupuesto conformaréis vuestras palabras.
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