ALFABETO CRISTIANO
JUAN DE VALDES
QUE ENSEÑA EL VERDADERO CAMINO DE ADQUIRIR
LA LUZ DEL ESPÍRITU SANTO11-17
Los manuscritos fueron guardados celosamente por sus amigos, y algunos fueron traducidos del español al italiano. Marco Antonio Magno vertió el Alfabeto cristiano a este idioma para Julia Gonzaga,
y la obra se ha conservado solamente en esta versión.
Otros tradujeron Las Ciento y diez consideraciones, pero (8) Diálogo de la lengua, edición citada, págs. XXXIII- XXXV. 12 los originales —salvo una pequeña parle, descubierta por Eduardo Boehmer en Viena— se han perdido. De todos los comentarios valdesianos a las epístolas de San Pablo, dos (Romanos y I Corintios) fueron publicados en Gibra en los años 1556 y 1557, por Juan Pérez de Pineda, pastor evangélico refugiado en esa ciudad. El Diálogo de la lengua apareció anónimamente dos siglos después de su redacción, siendo incluido por Mayans en su libro, Orígenes de la lengua española (Madrid, 1737). El comentario sobre el Evangelio según San Mateo fué hallado por Boehmer en la biblioteca áulica de Viena y publicado por él en 1880, como también la traducción de los Salmos 1 al XLI y el comentario sobre ellos.
En nuestra introducción al Diálogo de doctrina cristiana
(°) tratamos brevemente el pensamiento religioso de Valdés y su relación al movimiento evangélico de su tiempo.
Él coincidía con muchas de las tesis reformistas que se basaban en el estudio de las Sagradas Escrituras, sin ser llevado a un rompimiento abierto con la Iglesia Católica, como lo fuera Lutero. Siguiendo en general la exposición magistral de Marcel Bataillon, hemos visto que es inadmisible la idea de que Valdés sufriera una brusca conversión a la creencia en la justificación por la fe. "Toda í°) Págs. 17-21.
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idea de ruptura es incompatible con el movimiento que lleva a Valdés del Diálogo al Alfabeto y de éste a las Ciento y Diez Consideraciones. La doctrina de la justificación por la fe se encuentra ya más que implícita en el Diálogo" (10 ) . Se inicia en el "conocimiento de los malos pecados que hemos hecho contra Dios", — conocimiento que viene por la ley y "es principio de verdadera justificación" (11) . Esta función de la ley es presentada aún más claramente en el Alfabeto: "La ley nos es muy necesaria, porque si no fuese la ley, no habría conciencia, y si no fuese la conciencia, el pecado no sería conocido, y
si el pecado no fuese conocido, nosotros no nos humillaríamos, y si nosotros no nos humillásemos, no adquiriríamos la gracia, y si no adquiriésemos la gracia, no seremos justificados, y no siendo justificados, no salvaremos nuestras almas" (12) . Es imposible que el hombre, en sus propias fuerzas, cumpla con esta ley. "La ley es espiritual, porque no la guarda enteramente, ni la entiende bien, sino el hombre espiritual" ( 13 ) . El oficio del Evangelioes "sanar las llagas que hace la ley, predicar gracia, paz(10) Marcel Bataillon, en su edición del Diálogo de doctrina cristiana(Coimbra, Imprensa da Universidade, 1925), pág. 118; trad.case. Luminar (México. D. F.) , Vol VII ( 1945), pág. 31.( 11) Diálogo de doctrina cristiana (Edición de Buenos Aires),
pág. 54.(1 2) Ver pig. 57.(13) id. 56. y remisión de pecados, serenar y pacificar las conciencias,
dar espíritu con que se cumpla aquello que la ley nos muestra de la voluntad de Dios ... La ley nos enseña lo que hemos de hacer, y el Evangelio nos da espíritu con el cual lo podamos efectuar" (14)
.El Alfabeto tiene por finalidad instruir al lector en el camino de la perfección cristiana. ¿En qué consiste esta perfección, y cómo se la logra?
"La perfección cristiana consiste en amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a vos misma", le dice Valdés a Julia.
"Maravillóme de esto que decís, —le responde la señora,— porque toda mi vida he oído decir que los frailes y las monjas tienen el estado de perfección por los votos que hacen, si los guardan."
"Tanto tendrán de perfección cristiana los frailes y los no frailes, —replica Valdés,— cuanto tuvieren de fe y amor de Dios, y ni un adarme de más" (10)
"Nuestras obras entonces son buenas, cuando son hechas por personas ya justificadas, y no puede ser justificada ninguna si no está en amor y caridad con Dios y con su prójimo. De modo que una persona será tanto más perfecta cuanto estuviese más ferviente en este amor" (16 )
( 14) Pág. 57. (13) id. 69. (i (10) id. 71.
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¿Y cómo se logra esta perfección cristiana? Los medios que propone el autor son netamente espirituales, basados en un examen sincero de conciencia y en una dedicación completa de la vida a hacer la voluntad de Dios. El cristiano reconoce que ningún otro camino podrá conducir a Cristo y tiene voluntad de caminar por éste. Dejando las costumbres y conversaciones profanas, que le pueden separar de Dios, trabaja por despreciar y aborrecer el mundo. Esforzándose por librar su corazón del amor propio, se consagra al conocimiento de Dios; y mediante este conocimiento se enamora de Dios, por medio de Cristo, enamorándose asimismo de Cristo (11) .
" Todo cuanto hasta aquí os he dicho, lo podréis hacer sin que persona del mundo os sienta ni entienda. Y así también veis que todo esto es de calidad que nadie os lo puede impedir ni disturbar, sino sólo vuestra malicia, vuestro olvido y el descuido
de Dios" (1S). En comparación con estos medios interiores y espirituales, las devociones exteriores tienen muy poco valor. Valdés no excluye éstas, pero las interpreta en forma espiritual. El oír misa sólo tiene valor verdadero en cuanto despierta en el cristiano "un nuevo
y ferviente deseo de incorporarse, por fe y amor, en la (17) Pág .123 (18) id. 124. pasión de Cristo" La lectura del Evangelio y de la Epístola, junto con el sermón —siempre que el predicador "predique a Cristo"— ofrecen motivos de meditación verdaderamente provechosos. El cristiano debe leer la Biblia, "no para saber razonar, sino para entender cómo ha de vivir" (20) . La oración, "para que sea buena, ha de ser en secreto, con pocas palabras y con mucho afecto y con entera fe y confianza de que Dios nos dará lo que le pidiéremos" (21). El ayuno también debe ser secreto y servir "para destruir al viejo hombre y vivificar al nuevo" (22 ) . La confesión auricular debe ser motivo de reflexión sobre la vida personal, y lo esencial está en que uno crea que Dios ha perdonado sus pecados, no porque los ha confesado, sino porque cree en Cristo, ama a Cristo y ha colocado su esperanza en Cristo (23 ) . Valdés
recomienda a su discípulo la comunión frecuente; "a la comunión os ha de llevar el ardiente deseo de uniros con Cristo, con fe, con esperanza y con caridad, cuyas tres virtudes quiero que avivéis en vuestra alma cuando vais a comulgar" ( 24 ) . Todos estos consejos 'los da Valdés. no
O») Pág. 147.) id. 151.(22) id. 153.(28) ¡d. 158.(24) id. 161.
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como para imponer una nueva ley, sino como una exposición del camino hacia la verdadera libertad cristiana. "La libertad del cristiano está en la conciencia; porque el verdadero y perfecto cristiano es libre de la tiranía de la ley, del pecado y de la muerte, y es señor absoluto de sus afectos y de sus apetitos. Y, por otra parte, es siervo de todos en cuanto al hombre exterior, porque está sujeto a servir a las necesidades de su cuerpo . . .y a servir a sus prójimos, según su posibilidad ... De manera
que una misma persona cristiana, en cuanto al espíritu es libre, sin reconocer otro superior que Dios; y en cuanto al cuerpo está sujeta a todas cuantas personas hay en el mundo, por Cristo" (25) .
B. Foster Stockwell.
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