ALFABETO CRISTIANO
JUAN DE VALDES
QUE ENSEÑA EL VERDADERO CAMINO DE ADQUIRIR
LA LUZ DEL ESPÍRITU SANTO
76-77
. Y aunque en verdad sea así, que mientras viviereis conforme a estas reglas viviendo con amor de Dios, viviréis en amor del prójimo; de modo que parece de más daros por esto regla alguna; todavía, considerando que Dios, para socorrer a nuestra incapacidad, nos ha dado también reglas con las cuales viviésemos en amor del prójimo, os quiero yo decir las mismas. Y así las dichas, como las que se dirán, tomaréis como reglas de Dios, y no mías. Y la primera será que por ser así la voluntad de Dios, con obediencia interior, obedezcáis y estéis sujeta a vuestros padres, a vuestros mayores, a vuestros superiores, de cualquier preeminencia o autoridad que sean, no haciéndoles resistencia ni murmurando de ellos. Y mirad, Señora, que no penséis contentaros con la sujeción exterior, porque Dios no se contenta con que sus mandamientos sean observados sólo en apariencia, antes principalmente quiere el corazón. Y porque las cosas del mundo, con las cuales más se corrompe la caridad cristiana, son las contiendas, los odios y las enemistades, de las cuales proceden los homicidios, advertid, Señora en tomar por segunda regla, hacer vuestro ánimo paciente, quieto, pacífico, humano, misericordioso, desterrando y desarraigando del todo el afecto del odio, de la ira y de la venganza. Y haciendo esto así viviréis conforme a aquella doctrina de Jesucristo que en sustancia dice que no nos airemos contra nuestros prójimos, ni los despreciemos con ademanes exteriores, ni los vituperemos con palabras injuriosas.
Y pensad que no podréis hacer esto si antes no componéis vuestra alma de la manera que yo os he dicho. Y porque sepáis cuanto os importa, sabed que dice San Juan, que "aquel que aborrece a su prójimo es homicida".
De modo que, pues, para no ser homicida, es menester que muera en vos todo afecto de ira y de venganza, de rencor y de mala voluntad; comenzad, Señora, de aquí adelante, a hacer esta mortificación; porque cuanto más pronto la comenzareis, más pronto saldréis con ella, y pasaréis al ejercicio de la regla tercera.
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