domingo, 30 de junio de 2024

V CARTA A MARCELA, LA NOBLE ROMANA -218-220

V CARTA A  MARCELA, LA NOBLE  ROMANA 

CARTAS DE SAN JERÓNIMO

 A MARCELA,

218-220

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A MARCELA

Novum T'estamentum graecae fidei reddidi; vetus iuxt a hebraicam veritatem transt ult (De uir. inl, 135 ). El papa Damaso no se contentó con consultas parciales a su docto secretario, «a su boca» Jerónimo. Con intuición de genio lo impulsó hacia lo que había de ser su vía triunfal y también su vía dolorosa. Los rutinarios no estaban ni por la fides graeca ni por la hebraica veritas, Como la monjita del cuento, repetirían ante las innovaciones de aquel extravagante monje venido de Oriente: «Candileta hemos dicho hasta ahora y candileta seguiremos diciendo en adelante» (para los que ignoren el cuentecillo, trátase de unas santas moniales que picaban así el salmo 83,1: Quam dilecta t abernacula tua, Domine ... Avisadas muy amablemente una y otra y otra vez por el capellán, como éste se sorprendiera del poco fruto de sus avisos, la priora le contestó por fin: No le dé vueltas, .padre; eso que V. R. dice estará muy bien; pero nosotras, candileta hemos dicho hasta ahora y candileta seguiremos diciendo en adelante). Las críticas de los rutinarios e ignorantes hubieron de ser duras, no sobre la labor, sino sobre la persona de Jerónimo: ¡Era un soberbio para quien no contaba la autoridad de los antiguos y el sentir del mundo entero; pues, de sí y ante sí, había puesto la mano en el texto de los evangelios! La respuesta es mucho más dura, tanto que la discreta Marcela le hubiera con gusto tapado la boca con la mano, como en otras ocasiones en que Jerónimo andaba un tanto suelto de lengua, como aquí de péñola. Pero con la discreción de Marcela careceríamos hoy de estas deliciosas cartas en que, por caso raro en la historia, un hombre dice lo que siente (y otros sienten lo que dice).

 Fecha: 384.

racteris excederern, et tibi auiditatem magis dílatae deberent facere quaestiones. Tritum est quippe prouerbium ultroneas putere merces. Vnde et nos de industria dicenda reticemus, ut auidius uelis audire quae tacita sunt.

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AD MARCELLAM

l. Post priorem epistulam in qua de Hebraeis uerbis panca perstrinxerarn, ad me repente perlatum est quosdam homunculos mihi studiose detrahere cur aduersus auctoritatem ueterum et totius mundi opi-

27. A MARCELA

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1. Después de escrita mi anterior carta, en que toqué someramente algún que otro punto acerca de las palabras hebraicas, me ha venido de sopetón la noticia de que algunos hombrecillos me denigran con todo ahínco, porque, contra la autoridad de los antiguos y el sentir del mundo entero, me he atrevido a corregir algunos pasos de los evangelios. Yo tendría perfecto derecho a desdeñar a esa gente, pues en balde se toca al asno la vihuela; sin embargo, porque no me noten, como suelen, de soberbio, les respondo que no soy tan romo de inteligencia ni de tan palurda rusticidad-esa rusticidad que ellos tienen por la sola santidad, predicándose discípulos de los pescadores, como si fueran justos por el hecho de no saber nada de nada-, no soy, repito, tan necio que pensara debían en un ápice ser corregidas las palabras del Señor, o haber algo que no esté divinamente inspirado. Lo que yo he querido ha sido reducir a su original griego de donde mis mismos criticones no niegan que fueron traducidos los evangelios-la viciosidad de los códices latinos, que se comprueba por la divergencia de todos los ejemplares. Acaso a esos hombrecillos desagrade el agua de la fuente purísima; pues beban ellos los riachuelos cenagosos y toda la pericia que despliegan en discernir el sabor de las aves y los remolinos en que se pescan las conchas, déjenla a un lado cuando leen las Escrituras. Sólo en este punto sean simples y estimen por rústicas las palabras de Cristo, sobre las que han sudado hace ya siglos los ingenios de tantos hombres, para venir a conjeturar más bien que a determinar la razón de cada palabra. Traten de impericia al Apóstol, de quien se dijo que, por sus muchas letras, decía desatinos ( cf. Act 26,24).

2. Sé que, cuando esto leas, fruncirás la frente y temerás que mi franqueza se convierta una vez más en semillero de pendencias, y, si pudieras, me querrías tapar la boca con el dedo, para que no me atreva a decir lo que otros no se avergüenzan de hacer. Yo te pregunto: ¿Qué es lo que yo he dicho tan libremente? ¿Acaso he descrito los ídolos cincelados en los platos? ¿O los abrazos de bacantes y sátiros,(Nota , “abrazos “ y excesos de  los seguidores religiosos desenfrenados del vino y del sexo ) ofrecidos entre las comidas cristianas, a los ojos de las doncellas? ¿Es que mi palabra, demasiado desabrida, hirió a alguien? ¿Por ventura me ha dolido que de pobres pasen a ricos? ¿Por ventura he puesto en la picota las herencias de sepulturas? Sólo una cosa he dicho, ¡ triste de mí ! , y es que las vírgenes debieran estar más a menudo con mujeres que con varones. Con ello he tocado a la niña de los ojos de toda la urbe. Todo el mundo me señala con el dedo: Multiplicádose han sobre los pelos de mí cabeza los que me aborrecen de balde y me he convertido para ellos en terrero de sus burlas (Ps 68,5.12). ¿Y todavía piensas tú que voy a abrir mi boca?

3. Pero, en fin, para que no se ría de nosotros Horacio--«Iba a fabricarse un cántaro, 1 ¿cómo corriendo la rueda un jarro ha salido?» (Ars poet. 21-22)-, volvamos a nuestros asnillos de dos pies, y a sus orejas vamos a tocar la trompeta más bien que tañer la vihuela. Lean ellos enhorabuena : «Gozándonos en la esperanza, sirviendo al tiempo»; nosotros leeremos: Gozándonos en la esperanza, sirviendo al Señor (Rom 12,12). Opinen ellos que por ningún caso ha de admitirse acusación contra el presbítero; nosotros leeremos: Contra un presbítero, no recibas acusación, si no es en presencia de dos o tres testigos; mas a los que pecan, repréndelos delante de todos (1 Tim 5,19-20). Gusten ellos de esta lección: «Palabra humana, y muy digna de ser recibida»; nosotros erraremos con los griegos, es decir, con el Apóstol, que habló griego: Palabra fidedigna y merecedora de toda aceptación (1 Tim 1,15). Finalmente, gocen ellos de sus caballos capones, dignos de los galos; a nosotros complázcanos aquel asnillo de Zacarías, suelto de toda atadura y preparado para el misterio del Salvador; nionem aliqua in euangeliis emendare temptauerim. Quos ego cum possim meo iure contemnere-asino quippe lyra superflue canit-, tamen ne nos superbiae, ut facere solent, arguant, ita responsum habeant non adeo hebetis fuisse me cordis et tam crassae rusticitatis-quam illi solam pro sanctitate habent piscatorum se discípulos adserentes, quasi idcirco iusti sint si nihil scierint-, ut aliquid de dominicis uerbis aut corrigendum putauerim, aut non diuinitus inspiratum, sed Latinorum codicum uitiositatem quae ex diuersitate libroruln omnium conprobatur, ad Graecam originem unde et ipsi translata non denegant uoluisse reuocare. Quibus si displicet fontis unda purissimi, caenosos riuulos bibant, et diligentiam qua auium saliuas et concarum gurgites norunt, in scripturis legendis abiciant; sintque in hac tantum re sirnplices, et Christi uerba aestiment rusticana in quibus per tanta iam saecula tantorum ingenia sudauerunt, ut rationem uerbi uniuscuiusque magis opinati sint quam expresserint; apos- tolum arguant inperitiae qui ob multas litteras insanire dicatur. · 2. Scio te cum ista legeris rugare frontero, et libertatem rursum seminarium timere rixarum, ac meum 'si fieri potest; os dígito uelle conprimere, ne audeam dicere quae alii Facere non erubescunt. Rogo, quid a

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IV CARTA A MARCELA - 216-218

CARTAS DE SAN JERÓNIMO

 A MARCELA,

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A MARCELA

Nu p e« cu m pnriter essemus ... Se hallaba Jerónimo en el palacio o monasterio del Aventino rodeado de su ilustre auditorio (Marcela, Paula, Eustoquia y tantas más nobles, religiosas e inteligentes damas romanas), y la philoponotate Marcela pide al maestro le explique el sentido de tantas palabras hebreas que han entrado de rondón, sin traducir, en la lengua de la liturgia cristiana. La misma curiosidad sintió un día el papa Dámaso y ruego parejo le dirigió a Jerónimo. Y Jerónimo toma la palabra . Fecha: 384.

 1. Estando hace unos días juntos, me preguntaste no por carta, como antes solías, sino presente, de viva voz, qué significan originariamente las palabras que han pasado del hebreo al latín sin traducción y por qué se han dejado sin traducir como son: «Aleluya», «amén», «maran atha», «efod» y otras que están dispersas por las Escrituras y que tú recordaste. 2. Como tengo tan poco tiempo para dictar, te voy a responder brevemente. Tanto los setenta intérpretes como los apóstoles tuvieron mucho cuidado, ya que la primitiva Iglesia estaba compuesta de judíos, de no innovar nada para evitar el escándalo de los creyentes. Luego, cuando la palabra del Evangelio se hubo dilatado por todas las naciones, no fue ya posible cambiar lo comúnmente recibido. Orígenes, en los libros que llama exegéticos, da otra razón y es que cada lengua tiene sus peculiaridades propias y lo que se dice originariamente no puede sonar del mismo modo entre extraños. De ahí que es preferible dejarlas sin traducir, que no debilitar su sentido por la traducción.  

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AD MARCELLAM

l. Nuper cum pariter essemus,, non per epistulam, ut ante consueueras, sed praesens ipsa quaesisti quid ea uerba quae ex Hebraeo in Latinum non habemus expressa, apud suos sonarent, curque sine interpretatione sint posita, ut est illud: «alleluia», «amen», «rnaran atha», «ephod» et cetera, quae in scripturis conspersa memorasti. 2. Ad quod nos, quia dictandi angustia coartamur, breuiter respondemus siue septuaginta interpretes siue apostolos id curasse ut, quoniam prima ecclesia ex Iudaeis fuerat congregata, nihil ob credentium scandalum innouarent, sed ita ut a 1?._aruo inbiberant traderent; postea uero quam in uniuersas gentes euangelii dilatatus est sermo, non potuisse semel suscepta mutari, licet et illud in libris suis quos e~r¡yr¡Tt1<oús uocat, Orígenes adserat propter uernaculurn linguae uniuscuiusque idioma non posse ita apud alios sonare ut apud suos dicta sunt, et multo esse melius ininterpretata ponere quam uim interpretatione tenuare. 3. Igitur allelui« exprimitur «laudate Dominum»; ia quippe apud

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3. Así, pues, aleluya quiere decir: «Alabad al Señor». Efectivamente, ia es uno de los diez nombres de Dios en hebreo. Así, en el salmo en que nosotros leemos: Alabad al Señor, porque es bueno salmodiar (Ps 146,1), se lee en el texto hebreo: «Aleluia qui tob zarnmer». 4. En cuanto a amén, Aquila lo traduce por pepistómenós, que nosotros podemos reproducir por «fielmente». Es un adverbio tomado del nombre de la fe amuna. Los Setenta lo traducen por génoito, es decir, «fiat». Así, al fin de los libros del Salterio-pues éste se divide entre los hebreos en cinco rollos-, lo que en el texto hebreo se lee «amen, amen», los Setenta lo tradujeron «fiat, fíat», con lo que se intenta confirmar ser verdad todo lo anteriormente dicho. De ahí también que afirme Pablo no poder nadie responder amén, es decir, confirmar lo que antes se ha dicho, si no entiende lo que se predica ( cf. 1 Cor 14, 16). Maran atha es más bien siríaco que hebreo, si bien puesto entre los confines de ambas lenguas, tiene también alguna resonancia hebraica. Su traducción es: «Nuestro Señor viene»; de modo qu_e el sentido del paso paulino es: Si alguno no ama al Señor ¡es11cristo, sea anatema (1 Cor 16,22). Y pues se trata de un hecho cumplido, se añade: Nuestro Señor ha venido, pues es superfluo obstinarse con odio pertinaz contra quien consta haber ya venido. 5. También quería escribirte algo sobre el diapsalma, que en hebreo se dice sela, y del ephod, del pro dieletb, que se pone en la inscripción de algún salmo (cf. Ps 21,1) y de otros puntos por el estilo. Pero sobrepasaría los límites del estilo epistolar y el diferir las cuestiones puede aumentar tu avidez de saber.

Hebraeos unum de decern Dei nominibus est. Et in illo psalrno, in quo legimus: laudaie Dominum quoniam bo111tS est psalmus, apud Hebraeos legitur: «alleluia chi tob zamrner». 4. Amen uero Aquila 1rm1crTwμévws exprirnit, quod nos «fideliter» possumus dicere, ductum aduerbium ex nomine fidei amuna, Septuaginta y1vono, id est «fiat». Vnde in fine librorum, In quinque siquidem uolumina psalterium apud Hebraeos diuisum est, «fiat, fíat» transtulerunt, quod in Hebraeo legitur «amen, amen», quo scilicet ea uere dicta quae supra dicta sunt confirmentur. Vnde et Paulus adserit non posse aliquem respondere amen, id est confirmare quae praedicta sunt, nisi intellexerit praedicationem. Ma1'an atha magis Syrum est quarn Hebraeum, tametsi ex confinio utrarurnque linguarum aliquid et Hebraeum sonet; et interpretatur: «Dominus noster uenit», ut sit sensus: si quis non arnat Dominum Ies um Cbrist um, anaibema. Et illo conpleto deinceps inferatur: «Dorninus nos ter uenit», quod superfluum sit aduersus eum odiis pertinacibus uelle contendere quem uenisse iam constet. 5. Vellem tibi aliquid et de diapsalmate sc-ribere, quod apud Hebraeos dicitur sela, et de epbod, et de eo quod in cuiusdam psalmi titulo habetur pro aieleth, et ceteris istius modi, nisi et modum epistolici cha-

218 27. A MARCELA Es efectivamente refrán trillado que mercancía espontáneamente ofrecida no es estimada. Por eso me callo adrede lo que tenía que decir para que tengas más ganas de oír lo que se ha callado.  

CARTA A MARCELA - 3 Carta- 214-215

 CARTAS DE SAN JERÓNIMO

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25. A MARCELA

su risa; nada más risueño que su tristeza. Su cara está de tal forma pálida, que, siendo indicio de su mortificación, no huele para nada a ostentación. Su hablar es silencio y su silencio es elocuente. Su andar, ni precipitado ni tardo; su porte, siempre el mismo. Limpieza con descuido, y en su vestido sin elegancia, la elegancia misma sin elegancia. Sólo ella ha merecido que en una ciudad de pompa, lascivia y placeres, en que ser humilde es apocamiento de ánimo, los buenos la alaben, los malos no se atrevan a murmurar de ella, las viudas y vírgenes la imiten, las casadas la reverencien, las ruines la teman y hasta los sacerdotes la admiren.

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A MARCELA, SOBRE LOS DIEZ NOMBRES CON QUE, ES DIOS LLAMADO ENTRE LOS HEBREOS

Nonagesimus psalmum legens ... Asistimos a una lección bíblica del Aventino. Marcela es la la incansable en el estudio. El maestro acaba de decir que Saddai es uno de los diez nombres deDios, y Marcela le pide, studiosissime, la lista y explicación de esos diez nombres. Y, naturalmente,  el maestro accede muy gustoso. ¡Ahí es nada hallarse con un alumno (alumna aquí, muy ilustre) que pregunta, en vez de tenerle que preguntar a él! Fecha: comienzos de 384

. l. Leyendo el salmo noventa, en el pasaje que dice: El que mora bajo la proteccián del Altísimo, vivirá bajo la guarda del Dios del cielo (Ps 90,1), dije que en el texto hebreo, en vez de «Dios del cielo» se pone saddai, que Aquila traduce por lxcvóv, lo cual podemos entender nosotros por «robusto» y «capaz de llevarlo todo a cabo». Y añadí ser éste uno de los diez nombres con que es Dios llamado entre los hebreos.

indicet non redoleat ostentationem. Sermo silens et silentium loquens, nec citus nec tardus incessus, ídem semper habitus, neglecta mundities et inculta ueste cultus ipse sine cultu. Sola uitae suae qualitate promeruit, ut in urbe pompae, lasciuiae, deliciarum, in qua humilem esse miseria est, et boni earn praedicent et rnali detrahere non audeant, uiduae imitentur et uirgines, maritae colant, noxiae timeant, suspiciant sacerdotes.

25 AD MARCELLAM DE DECEM NOMINIBVS, QVIBVS APVD HEBRAEOS DEVS VOCATVR l. N onagesimum psalmum legens in eo loco qui scribitur: qui habitat in adiutorio altissimi, in protectione Dei caeli commorabit ur, dixeram apud Hebraeos pro «Dei caeli» esse positum «saddai», quod Aquila interpretatur xcvóv, quod nos. «robustum» et «sufficientem ad omnia perpetranda» accipere possumus, unumque esse de decem nominibus, quibus

Inmediatamente me pedíste tú, con grandísimo empeño, te, diera la lista completa de esos nombres con su traducción. Voy a hacer lo que me has pedido. 2.

 El primer nombre de Dios es bel, que los Setenta traducen por «Dios»; pero Aquila, expresando su etimología, por «fuerte». Luego eloim y eloe, que es lo mismo que· «Dios». El cuarto sabaoth, que los Setenta tradujeron «de las virtudes», y Aquila «de los ejércitos». El quinto elion, que nosotros llamamos «excelso». El sexto eser ieie, que se lee en el Exodo: El que es;  me ha enviado (Ex 3,14). El séptimo adonai, que nosotros generalmente llamamos «Señor>>.

El octavo ia, que se da sólo a Dios y se oye en la última sílaba del aleluya. El noveno tetragrammo, que los hebreos tuvieron por cxvEK<pOOvr¡TOV, esto es, «inefable», y se escribe con estas tres letras: iod; he, uau, ue. Algunos no lo han entendido por la semejanza de estas letras y, al hallarlo en los códices griegos, escribieron de ordinario __. El décimo, que hemos citado arriba, es saddai y en Ezequiel se pone sin traducir. Es de saber que eloim es de número común, y puede significar «Dios» y «dioses». Por modo semejante, se  dice también «cielos» y «cielo», es decir, samaim. De ahí la variedad de las traducciones. Un ejemplo semejante podemos ver en nuestra lengua en «Atenas», «Tebas», «Salonas». apud eos Deus uocatur: Ilico studiosissime postulasti ut tibi uniuersa nomina cum sua interpretatione dirigerem. Faciam quod petisti. 2. Primum Dei nomen est bel, quod Septuaginta «Deurn», Aquila tTvμo7'oyiav eius exprimens lcrxvpóv id est «Fortem», interpretatur. Deinde eloim et eloe quod et ipsum «Deus» dicitur. Quartum sabaoth, quod Septuaginta «uirtutum», Aquila «exercituum» rranstulerunt. Quintum e/ion, quem nos «excelsum» dicimus. Sextum eser ieie, quod in Exodo legitur: qui est, misit me. Septimum adonai, quem nos «Dominum» generalitér appellamus. Octauum ia, quod in Deo tantum ponitur et in alleluiae quoque ex- trema syllaba sonat. Nonum tezragrammum, quod 6:veKq>WVT)Tov id est «ineffabile», putauerunt et his litteris scribitur: iod, he, uau, he. Quod quidam non intelli_gentes propter elementorum similitudinem, cum in Graecis libris reppererint, m m legere consueuerunt. Decimum, quod superius dictum est, saddai, et in Ezechiele ininterpretatum ponitur. Scire autem debemus quia eloim communis numeri sit, quod et unus Deus sic uocetur et piures, ad quam similitudinem caeli quoque appellantur et caelum, id est samaim. Vnde et saepe interpretes uariant, cuius rei exemplum nos in lingua nostra habere possumus «Athenas», «Thebas», «Salonas».

 

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