CARTAS LITERARIAS
A UNA MUJER
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
PUBLICADO : 1860
10- Si tú supieras cómo las ideas más grandes se empequeñecen al encerrarse en el círculo de hierro de la palabra; si tú supieras qué diáfanas, qué ligeras, qué impalpables son las gasas de oro que flotan en la imaginación, al envolver esas misteriosas figuras que crea, y de las que sólo acertamos á reproducir el descarnado esqueleto; si tú supieras cuan imperceptible es el hilo de luz que ata entre sí los pensamientos más absurdos que nadan en su caos: si tú supieras… pero, ¿qué digo? Tú lo sabes, tú debes saberlo.
¿No has soñado nunca?
Al despertar, ¿te ha sido alguna vez posible referir, con toda su inexplicable vaguedad y poesía, lo que has soñado?
El espíritu tiene una manera de sentir y comprender, especial, misteriosa, porque él es un arcano: inmensa, porque él es infinito; divina, porque su esencia es santa.
¿Cómo la palabra, cómo un idioma grosero y mezquino, insuficiente á veces para expresar las necesidades de la materia, podrá servir de digno intérprete entre dos almas?
Imposible.
Sin embargo, yo procuraré apuntar, como de pasada, algunas de las mil ideas que me agitaron durante aquel sueño magnífico, en que ví al amor envolviendo la humanidad como en un fluido de fuego, pasar de un siglo en otro,
sosteniendo la incomprensible atracción de los espíritus, atracción semejante á la de los astros, y revelándose al mundo exterior por medio de la poesía, único idioma que acierta á balbucear algunas de las frases de su inmenso poema.
Pero ¿lo ves? Ya quizá ni tú me entiendes ni yo sé lo que me digo.
Hablemos como se habla. Procedamos con orden, ¡El orden! ¡Lo detesto, y sin embargo, es tan preciso para todo!…
La poesía es el sentimiento, pero el sentimiento no es más que un efecto, y todos los efectos proceden de una causa más ó menos conocida.
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