miércoles, 21 de agosto de 2024

CORNELIA BORORQUIA -004

CORNELIA

BORORQUIA

O LA VÍCTIMA DE LA INQUISICIÓN

AUTOR: LUIS GUTIERREZ

Ciertamente, la historia de Cornelia Bororquia (presentada como hecho historico) le venia de perlas a la propaganda napoleonica y afrancesada para justificar la abolicion del Santo Oficio decretada en el Campo Imperial de Chamartin el 4 de diciembre de 1808. No es, pues, de extrañar que se publicase una nueva edicion en Madrid, en 1812, es decir, en plena campana de desprestigio de la Inquisición. Lo que si resulta curioso es el juicio, muy negativo, que le mereció al director de orquesta de esta campana anti-inquisitorial: Juan Antonio Llorente. Acababa de publicar este mismo año Memoria sobre cuál ha sido la opinión nacional de España sobre el tribunal de la Inquisición, y preparaba Anales de la Inquisición de España19. Fue en el Aviso a sus lectores con que encabezaba esta ultima obra (publicada en Madrid, en 1812) donde condenó Llorente Cornelia Bororquia en términos que recordaban a los utilizados por los calificadores del Santo Oficio: era una novela mal zurcida, muy inmoral y escandalosa con solo el objeto de hacer odiosa la Inquisicion de Espanñ. Para eso —añadia— bastaba la verdad

sencilla. Entiendase: sus propias obras20.

*****18 Citado por Louis Trenard, «Images de l’Espagne dans la France napoléonienne

» en Les Espagnols et Napoleon, Université de Provence, 1984, p. 190.  19. Vid. Gérard Dufour, «Introduction» en Juan Antonio Llorente, Memoria historica sobre cual ha sido la opinion nacional de Espana acerca del tribuna! de la Inquisicion, Paris, P. U. F., 1977, p. 9-41.

20 Juan Antonio Llorente, Anales de la Inquisicion de Espana. Tomo I, Desde el establecimiento de la Inquisicion hasta el de 1550, Madrid, Imprenta de Ibarra, 1812, p. XXI.******

Con la vuelta de Fernando VII y el restablecimiento del

Santo Oficio, Cornelia Bororquia volvio a ser una obra clandestina.

El decreto del l.° de mayo de 1817 reafirmo la prohibición del 11 de febrero de 1804. Entro asi a formar parte del Apéndice al Indice inquisitorial ≪”porque sus adiciones y correcciones son un tejido de calumnias y proposiciones ofensivas en sumo'grado al Santo Oficio, impias, escandalosas, sediciosas, erroneas, blasfemas, injuriosas al estado eclesiástico secular y regular, contrarias a la buena fama de los soberanos catolicos y en especial de los senores Don Fernando el Catolico, Carlos V y Felipe II y por promover en varias partes el tolerantismo”21.

En los meses siguientes se entregaron, al tribunal de Barcelona solamente, tres ejemplares: dos el 6 de junio de 1817 (una edicion de Paris hecha en 1802, y otra de Madrid, en 1812) y el tercero el 3 de agosto (de la nueva edicion también madrilena)22. El hecho es doblemente revelador: del miedo que podia infundir por aquellas fechas un decreto inquisitorial, y de la amplia difusion que habia alcanzado el libro.

Como ya hemos dicho, la inclusion de una obra en el Indice podia tener efectos contrarios a los deseados por el Santo Oficio. Los propios inquisidores no tardaron en constatarlo,

y obraron en consecuencia cuando este mismo año 1817 prefirieron evitar la propaganda de una condena guardando deliberadamente silencio sobre la publicacion en Paris de Historia crítica de la Inquisición de España (cuyo prospecto les habia sido entregado)23. ***21 Op. cit., Apendice, p. 8. 22 AHN, Inquisicion, 4508, exp. n.° 2. 23 Vid. Gérard Dufour, Juan Antonio Llorente en France (1813-1822). Contribution a l'etude du Liberalisme chretien en France et en Espagne au debut du XIXo siecle, Genève, Droz, 1982, p. 133-134 y «Le Prospectus de l’Histoire critique de l ’Inquisition d ’Espagne par Juan Antonio Llórente », en Cahiers d ’Etudes Romanes n.° 8 (1983), Université de Provence, p. 195-207.***

De este modo, no es de extranar que las ediciones de Cornelia Bororquia se hayan multiplicado en 1819 fuera de España.

 Concretamente: una en Londres, centro de la emigracion liberal, con el titulo de Historia verídica de la Judith española, presentada como tercera edicion por A.C. y G.; otras dos en Paris, de 1.500 ejemplares cada una (tirada considerable habida cuenta de que lo habitual eran 500 ejemplares), que salieron de las prensas de Cosson, para el librero Rosa, a principios de julio de 1819, y de su propia imprenta para Rougeron, a finales del mismo mes.

La competencia que se hacian los dos grandes libreros parisinos especializados en libros españoles publicados en Francia evidencia el interes economico en la edicion de un volumen que, como Cornelia Bororquia, implicaba pocos gastos (solo se necesitaban cinco hojas de imprenta) y, por consiguiente, pudiendose vender barato (1,50 francos en la librería de Rougeron) acarreaba sustanciosos beneficios.

 (A titulo comparativo, recordemos que el primer tomo de la Biblioteca selecta de literatura española, por P. Mendibil y Silvela, que le llevaba al librero de Burdeos Lavalle jeune 39 hojas de imprenta, se vendia a 6 francos solamente; y que un franco y medio era el precio en Paris de una comedia suelta de Leandro Fernandez de Moratin, como La Mojigata24.

Estos editores contaban, por supuesto, con el publico de emigrados espanoles, pero no constituia esta su unica clientela ya que contaban con la exportacion a España.

 Tan obvio era esto para Rosa que, a pesar de la prohibicion inquisitorial y de carecer, evidentemente, de la necesaria licencia, no vacilo en indicar en la portada que se podia uno procurar el libro no solo en Paris (en su propia tienda: Grand Cour du Palais Royal), sino tambien en Madrid, en la libreria de Denee.

Con el trienio liberal y el establecimiento de la libertad

de prensa, Cornelia Bororquia irrumpio en la edicion espa-

****24 Aline Vauchelle-Haquet, op. cit., especialmente p. 110.***

ñola con gran exito: tres veces en 1820 (una en Barcelona, por Narciso Oliva; otra en Gerona, por Oliva; y la ultima en Zaragoza, por Mariano Miedes). En 1821 se reedito en Valencia, por Domingo y Mompie. En 1822, por la Imprenta Nacional.

El hecho de no existir ya la Inquisicion para castigar a los editores no quiere decir que el libro circulara sin trabas.

No faltaban organismos decididos a impedir la lectura de una obra tan impia. La Junta de Censura de la Diocesis de Toledo, por ejemplo —creada el 24 de mayo de 1820 por el Cardenal

de Borbon a instigacion del Nuncio Apostolico en Madrid, y que funcionaba como una inquisicion diocesana25— incluyo a Cornelia Bororquia en su lista de prohibiciones26.

El infatigable Nuncio Giustiniani no perdia una ocasion de poner el grito en Roma pidiendo mas y mas condenas a la Sagrada Congregacion del Indice. Aunque la Corte Pontificia se mostro, por lo general, mucho mas tolerante que su fanatico delegado no dejo, sin embargo, de prohibir la lectura de una cantidad considerable de obras españolas. Entre ellas, la Historia crítica... de Llorente (donde repetia sus ataques contra el autor de Víctima de la Inquisición27) y Cornelia Bororquia. Esta intransigencia del Vaticano provoco una reaccion de la opinion publica nacional lo suficientemente significativa como para que el propio Canga Arguelles subiera a la tribuna de las Cortes, el 14 de noviembre de 1822,

para denunciar lo que el consideraba como una inadmisible ingerencia de la Corte Romana en los asuntos espanoles. El eco de la polemica traspaso incluso los Pirineos y suscitó en

25 Gérard Dufour, Juan Antonio Llorente en France..., p. 241-245. 26 Leandro Higueruela del Pino, «Los libros prohibidos durante el Trienio Liberal (1820-1823)», en Boletin Millares Carlo, vol. 1, n.° 2 (Madrid, 1980), p. 439. 27 Juan Antonio Llorente, Historia critica de la Inquisicion de Espana, cap. IX, tit. II (p. 227, tomo I de la edición Libros Hiperión, 1980).

Francia un punto de discordia mas entre liberales y ultrarrealistas28

 

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