HISTORIA, PROGRESO Y SUPRESIÓN DE LA REFORMA EN ESPAÑA
SIGLO XVI.
THOMAS McCRIE,
D. D. PAUL T. JONES, AGENTE EDITORIAL. 1842
124-137
El celo, e incluso la magnanimidad, que demostró al enfrentarse al odio público y afrontar una muerte tan horrible por causa de la verdad, provocó la emulación de los más tímidos entre ellos; y a los pocos años de su martirio, se constituyeron en una iglesia que se reunía regularmente
* **Pellicer, Ensayo de una Biblioteca de Traductores Españoles, p. 78. Act. et Monim. Martyrum, f. 122-125, 4to. Histoire des Mar tyrs, f. 146-148, folio. t Pellicer, siguiendo el Martirologio latino, representa la conversión de San Román a la fe protestante como habiendo tenido lugar en 1545; pero la gran historia francesa de los Mártires la sitúa en 1540, que se determina como la fecha verdadera a partir de hechos colaterales mencionados en el texto. Llorente no da cuenta del martirio de San Román, pero, en una alusión pasajera al mismo (torn. iii. p. 188), parece decir que ocurrió en 1540. La Historia de los Mártires, cuya autoridad me inclino a preferir, fija 1544 como el año de su muerte. ***
en privado con fines de instrucción religiosa y culto.*
CAPÍTULO V.
CAUSAS DEL PROGRESO DE LA DOCTRINA REFORMADA EN ESPAÑA.
ANTES de continuar con la narración del movimiento religioso en España, puede ser apropiado dar cuenta de algunos hechos que sucedieron fuera del reino.
Esto proporcionará al lector información interesante con respecto a los españoles que abrazaron la Reforma en el extranjero, y cuyos piadosos e ilustrados esfuerzos, al publicar las Escrituras y otros libros en su lengua nativa, tuvieron gran influencia en la diseminación del conocimiento de la verdad entre sus compatriotas en casa.
Alrededor del año 1540, tres hermanos, Jayme, Francisco y Juan, hijos de un respetable ciudadano de Burgos en Castilla la Vieja, fueron enviados a estudiar a Lovaina, un célebre centro de educación, al que la juventud española había estado acostumbrada a recurrir durante mucho tiempo.
El apellido de los jóvenes era Enzinas, aunque eran más conocidos entre los eruditos de Alemania por su nombre falso de Dryander.t Las letras educadas se habían cultivado durante algún tiempo en la universidad de Lovaina, y los estudiantes disfrutaban de una libertad de opinión que no se toleraba en París ni en otros lugares donde se conservaban rígidamente las antiguas ideas y modos de enseñanza escolásticos.
Junto con el gusto por la literatura elegante, los jóvenes españoles adquirieron
*** Montanus, p. 273. Llorente, ii. 144. t Encina en español, como en griego, significa roble. Pellicer piensa que Francisco Enzinas adoptó el nombre de Dryander con el propósito de ocultarse, después de su escape de la prisión de Bruselas en 1545. (Ensayo, p. 80.) Pero lo encontramos suscribiendo Franciscus Dryander a una carta escrita en 1541. (Gerdesii Hist. ^Reform, tomo, iii. apéndice, p. 86.)
Era costumbre en ese período que los hombres eruditos cambiaran sus nombres por otros griegos del mismo significado; como Reuchlin (humo) en Capnio, Gerard (amable) en Erasmo y Schwartzerd (tierra negra) en Melanchton. ***
el conocimiento de las doctrinas reformadas. Vivían en términos de gran intimidad con el célebre George Cassander,* que se carteaba con los principales teólogos protestantes, y luego se distinguió por un intento infructuoso de reconciliar las iglesias papista y re formada. Insatisfechos con los principios contemporizadores de este hombre erudito y las reformas parciales en las que estaba dispuesto a confiar, los tres hermanos se sumaron con el celo más cordial a las opiniones de aquellos que se habían separado formalmente de la iglesia de Roma
. Juan Enzinas, o Dryander, el hermano menor, eligió la profesión médica y, tras establecerse en Alemania, se convirtió en profesor de la Universidad de Marburgo. Fue autor de varias obras sobre medicina y astronomía, y adquirió reputación por el ingenio que mostró en la invención y mejora de instrumentos para el avance de estas ciencias.
Jayme Enzinas, el hermano mayor, se trasladó en 1541, por orden de su padre, a París. Durante su residencia en esa ciudad se confirmó en su apego a la Reforma y logró comunicar sus impresiones a algunos de sus compatriotas que proseguían sus estudios junto con él. Las expectativas que había formado de la famosa universidad de la metrópoli francesa se vieron miserablemente defraudadas. Encontró que los profesores eran en general pedantes e intolerantes, y que los estudiantes estaban igualmente desprovistos de buenos modales y de amor por las actividades liberales.
Con la más profunda emoción contempló el heroísmo cristiano demostrado por los mártires protestantes bajo el trato cruel al que estaban expuestos. Había algo solemne, **
* Illustrium et clarorum Virorum Epistolae Selectiores, script a Belgis vel ad Belgas, pág. 55, 58. Lugd. Bat. 1617. La carta de Jacobus Dryander, insertada en esa obra, arroja mucha luz sobre su carácter y su familia. t Teissier, Eloges, tor. i. p. 199. Melanchthonis EpistoltB, col. 818***
. En otra carta, escrita en el transcurso del mismo año, 1543, Melancthon elogia un planetario que Juan Dryander había construido. (Ibid. col. 818.) aunque espantosa, en la compostura con la que una asamblea española presenció el espectáculo bárbaro de un auto de fe; pero la ferocidad desenfrenada con la que una turba parisina gritó, cuando el verdugo, con sus tenazas, arrancó la lengua de la boca de su víctima y lo golpeó con ella repetidamente en la cara, antes de atar su cuerpo a la hoguera, fue repugnantemente horrible y diabólica.*
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