sábado, 10 de agosto de 2024

"LOS PERRITOS QUE QUERÍAN SER K-9"

 MI HISTORIA DE LOS DÍAS SÁBADOS

 "LOS PERRITOS QUE QUERÍAN SER POLICIAS"

10 DE AGOSTO DE 2024

Después de muchos sábados sin reunirse, hoy  lo hacen Tío Daniel, Felipe, “ el escritor” ,  Estanislao “ el soñador”; Susana del Cielo y Mar,  Antonio, Jorge, Sara Elizabeth.

Seguidamente tío Daniel, inicia la conversación:

—Familia, hoy el cuento  estará a cargo de Estanislao,— ¡ Adelante, amigo, te escuchamos...!

— ¡Bien¡ Aquí  les traigo” mi historia”—

El pasado miércoles 7 de agosto, estaba atendiendo las ventas donde trabajo.

En un momento dirigí mi vista hacia la puerta del negocio.

 Vi afuera  dos perros de color marrón claro.  Uno de ellos estaba jadeando, con la lengua de fuera. Miraba hacía atrás como si estuviese esperando a alguien. Lamentablemente  tenía  una pata delantera rota, esto debido a los conductores de auto  que pasan atropellando a los perros callejeros.

Transcurrieron un minuto o más, y  los perritos se pusieron en marcha, el primero cojeando, dando pequeños saltos.  Seguidamente pude ver a quienes estaban esperando. Pasaron dos policías nacionales civiles, y luego un grupo de aproximadamente siete u ocho soldados. Estaban en funciones de patrulla, resguardando el orden y la seguridad en las calles de mi querida ciudad. De Huehuetenango.

Ahora, dejando volar mi imaginación, dejaré paso a mi breve cuento de los días sábados.

MI HISTORIA DE LOS DÍAS SÁBADOS

LOS PERRITOS QUE QUERÍAN SER POLICIAS

10 DE AGOSTO DEL AÑO DEL SEÑOR DE  2024

 Canelito”, ¿Qué quieres ser cuando seas grande?—

—Quiero ser un perro policía—

Esta fue la pregunta de  una madre perruna, y la respuesta de su pequeño retoño.

Canelo”, fue el quinto de una camada de  cachorros nacidos un 30 de agosto de cierto año.

Nacieron a este mundo, como perros  callejeros en la ciudad de Huehuetenango.

Crecieron muy unidos, aunque sufrieron carencias de todo tipo, incluidos el frio, además insoportable sed en el verano, y azote del frio bajo la lluvia.

Un día triste para “canelito”, fue cuando estaba descansando plácidamente bajo un carro, y el  dueño del mismo,  al encender el auto,  paso atropellando su pata delantera.

Transcurrido algún tiempo, otro perro callejero, le dijo:

—Amigo, he escuchado, que hay algunos perros, que ido a vivir en las afueras de la estación de la Policía Nacional Civil.  Allí los alimentan  y descansan cómodamente echados en la acera.

¿Qué dices? ¿Te animas, a que vayamos a hospedarnos allí también?

“Canelito”, respondió muy alegremente:

     ¡Sí, amigo! ¡vamos! No tenemos nada que perder.

Así, de esta forma, ellos mismos, se invitaron a llegar al lugar mencionado. Se instalaron en los alrededores y  se echaron a descansar.

En este punto del cuento, Antonio, interrumpe la narración y  exclama:

—he observado, al pasar enfrente de la estación de Policía,  que allí se mantienen descansando en las afueras unos perritos..

—También, yo los he visto, —dice Sara Elizabeth.

Estanislao, retoma su narrativa.

Imagino que algunos policías, han llegado a estimar a estos perritos, porque de alguna forma, al hacerlo, alivian la tensión o el estrés de sus labores diarias.  Además creo, recurriendo a i imaginación, que ellos toman como “buena suerte”, que  estos canes les guste estar allí cerca. Por los alimentos y cuidados que reciben. Sabemos que cuando hay buena interacción entre humanos y canes, la salud y  “la buena vibra”, se deja sentir en  el ambiente.

Jorge, también opina en este momento:

De alguna forma, también los perros, presienten o huelen, el tipo de personas que pasan en los alrededores, ellos saben o tienen la capacidad de sentir si las personas  son de buen corazón o si son de duros sentimientos

Nuestro buen Estanislao, continúa construyendo los diálogos perrunos entre “Canelito” y su amigo.

—¡Ahora, que salimos a “patrullar”, me siento feliz y realizado de hacer una labor positiva y noble—

     Efectivamente, amigo,”canelo”, yo también me siento, aunque no lo sea, como un miembro honorario de la brigada canina, un  K-9, cuando marcho atrás de os policías y de los militares que  portan sus fusiles de alto calibre.

     Si compañero, de verdad , somos muy felices .—

Familia,  —concluye Estanislao”el soñador”, —esta es mi breve historia de los ´sábados, gracias por  su atención.

Despues de esta historia, todos se dirigen a tomar refrescos de  jugo de mango, y se despiden.

FIN


 

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