CORNELIA
BORORQUIA
O LA VÍCTIMA DE LA INQUISICIÓN
AUTOR: LUIS GUTIERREZ
36-42
No habia tampoco por que buscar la base de una experiencia personal ya que, contrariamente a lo que afirmo Juan Antonio Llorente en su Historia crítica de la Inquisición de España58, no tuvo Europa que esperarle a el para estar al corriente del funcionamiento del Santo Oficio. Gutierrez podía echar mano, por ejemplo, de la obra del abate Marsollier
****55 Juan Antonio Llorente, op. cil., I, p. XXIII-XXV. 56 Juan Antonio Llorente, op. cit., I, p. XXV-XXVI. 57 Juan Antonio Llorente, Historia critica de la Inquisicion de Espana, cap. IX, art. V (p. 230-231 del tomo I de la edición en Hiperión, 1980). 58 Ibid. I, p. 1 (Prólogo).***
, reeditada en 1769-59, y de la de Limborch, publicada por primera vez en 1692 y traducida al ingles por Chandler en 1731 60. Incluso el Manual de Insiquisidores de Eymerich estaba a su disposicion desde 1762 en que fecha la versión del abate Morellet. Y Eymerich le ofrecia nada menos que el modelo normativo de un interrogatorio inquisitorial61.
En cuanto a la verosimilitud de una novela que narra como un arzobispo se enamora de la hija de su mejor amigo tan apasionadamente que la manda encerrar en las cárceles secretas de la Inquisicion para “ablandarla”, por mas que Llorente declare en Historia crítica de la Inquisición de España: “Fabula calumniosa la que cuenta el autor de Cornelia Bororquia, como lo demostre en el primer tomo de mis Anales de la Inquisición de España”, la verdad es que no solo no demuestra nada sino que le lleva agua a su molino. En efecto, a continuacion Llorente escribe:
Mucho más y aun más detestable lo que imputó a Sto. Domingo el autor del poema Lo Guzmanade; pero ni uno ni otro escritor se hubiese atrevido a tanto si no constase (como efectivamente consta en los papeles del Consejo de Inquisición) que había desórdenes y abusos de aquel género 62.
59 Abbé Marsollier, chanoine d’Uzès, Histoire de l'Inquisition et de origine imprime des 1693 en Histoire des Inquisiteurs ou l’on rapporte l'origine et le progres de ces Tribunaux, leurs variations et la forme de leur Juridiction, I, A Cologne, chez Pierre Marteau, 1769, in 4.°, 488 p. 60 Vid. supra, nota 54. 61 Abbé Morellet, Manuel des Inquisiteurs a l’usage des inquisitions d’Espagne et de Portugal, ou abrege de l’ouvrage intitule≪Directorium Inquisitorum ≫ compose vers 1358 par Nicolas Eymeric, Paris, 1762. 62 Juan Antonio Llorente, op. cit., cap. IX, art. II (I, p. 227 de la edición citada).
DE «BORORQUIA » A «CORNELIA BORORQUIA»
El cambio de Bororquia a Cornelia Bororquia, por influencia tardia de Limborch, pudo deberse, en primer lugar, a razones de simple eufonia. Eran legion en la novelística francesa de los años 1800 las Erminias, Amelias, Constancias, Clemencias, Adonias, Olimpias, Octavias o Aurelias63.
Un nombre como Cornelia Bororquia estaria, pues, doblemente de moda.
Pero no habia posiblemente tan solo una razon formal y quiza obedeciera tambien el nuevo titulo a un motivo de orden semantico.
Mientras que Bororquia no significaba nada de particular (del latin Bohorques, como senalo Llorente64), Cornelia evocaba el mundo de la antiguedad romana. Asi se llamo la vestal que, un siglo antes de Jesucristo, fue enterrada con la mayor entereza sin dejar de clamar su inocencia hasta el ultimo momento65. Es decir, el nombre de Cornelia
constituia un paradigma de la crueldad religiosa (para emplear el titulo de d’Holbach al que se refiere en la ≪Advertencia
≫), El nuevo bautismo enriquecia a su heroina con una carga connotativa de dimension universal: no era ya unica63
Cf. Journal typographique..., IV (1 vendémiaire - 30 fructidor an IX) y V (1 vendémiaire - 30 fructidor an X). Se ofrecían al lector francés en 1801 los siguientes títulos: Erminia dans les ruines de Rome, traducido del alemán por Jen de Bock; Amelia et Florelio, por Charles Cissey; Aurelia ou l’enfant de l’infortune; Octavia, traducido del inglés de Maria Porter; Olympia ou les Brigands des Pyrenees, por Mme. de Saint-Venant; Constantia Neville ou la jeune americaine, traducido del inglés de Helena Wells; Philippe et Clemencia ou les crimes de la jalousie, por Mme. Fleury; Adonia ou les dangers du sentiment, traducido del inglés por F. Soulès. 64 Juan Antonio Llorente, Anales de la Inquisicion de Espana, I, p. XXI. 65 Cf. artículo «Cornelia» de la Enciclopedia Espasa-Calpe.
mente la victima del Santo Oficio, sino tambien la victima de la antiguedad pagana, encarnando asi la victima de la intolerancia de todos los paises y de todas las épocas. De ello
debio ser plenamente consciente el autor, puesto que el subtitulo ≪victima de la Inquisicion≫ desaparecio de la portada.
La incuria de la Biblioteca Nacional de Paris (incapaz de precisarnos el paradero del ejemplar que posee de la primera edicion, el unico ejemplar teoricamente al alcance del investigador) hubiera podido vedarnos el cotejo de la primera y la segunda version. Afortunadamente, la traduccion francesa de 1803, Bororquia ou la victime de l ’Inquisition, parece corresponder a la primera edicion, a juzgar por las importantes diferencias respecto al texto transmitido a partir
de 1802. Vienen a confirmar nuestra suposicion las referencias de los calificadores del Tribunal de Logroño, porque no coinciden con el texto conocido, pero si con la traduccion.
De todo lo cual se deduce que, como rezan las portadas de casi todas las reediciones, la novela ha sido seriamente “revista, corregida y aumentada”.
La ≪Advertencia≫ nos indica igualmente que una de las
causas de las ≪revisiones≫ o ≪correcciones≫ fue de caracter
exclusivamente lierario. En efecto, en la carta VIII de la primera edicion (que pasa a ser IX en la definitiva), Vargas, el enamorado de Cornelia, inmediatamente despues de enterarse del encarcelamiento de su amada tiene la sangre fria de ponerse a leer libros cientificos y componer un romance. En la nueva version se suprime este pasaje con lo cual Vargas, que se abandona ahora a la desesperacion, gana en humanidad.
Del mismo modo desaparece —sin que haya que lamentarlo— un episodio particularmente lacrimoso, de la carta IX de la primera edicion, en el que Vargas referia a Meneses las circunstancias en que encontro por primera vez a Cornelia y el mutuo amor, puro y sincero, que alli broto.
Pero lo que predomina en la nueva version son, mas que correcciones o supresiones, los añadidos. La primera edición constaba de 25 cartas y una conclusion que interrumpe bruscamente la ficción documentai creada por el género epistolar.
En la version definitiva hay seis cartas mas y es la 31 y ultima la que cierra el relato.
El aumento del numero de cartas persigue, evidentemente, un intento de mejora de la obra y no solo desde el punto de vista estrictamente literario: caso de la carta III —de Vargas a Cornelia Bororquia— intercalada entre la segunda y tercera de la version primitiva. Tambien cambia el contenido. El factor tiempo, por ejemplo, sufre una significativa modificacion.
En la version primera la accion transcurria del 20 de febrero al 19 de mayo, y Cornelia moria el 8 de este ultimo mes. En la nueva version, la ultima carta esta fechada el 9 de junio y Cornelia ha muerto el 4 del mismo mes. El cambio de fecha para la ejecución de la heroina no es gratuito. Si el 8 de mayo coincidia ya con la conmemoracion de San Victor, martir que sale victoriosamente indemne del tormento a que le somete el emperador Maximiliano, el 4 de junio celebra el Santoral la festividad de San Quirino, también victima de la persecucion, pero con una particularidad extremadamente interesante: habia intentado escapar del tormento
abandonando su obispado, y no por miedo —dice el
Santoral— sino por obedecer al precepto evangelico según el cual, cuando uno sufre persecucion en una ciudad, debe huir a otra66. En San Quirino se identificaban, pues, no solo
Cornelia Bororquia sino tambien su propio autor que, recordemoslo, tuvo igualmente que escaparse de Valladolid a Bayona para no sufrir la violencia autoritaria eclesiastica.
Luis Gutierrez no vacila tampoco en enriquecer su obra con aportaciones de plumas ilustres. Asi, en la Carta XII hay largos parrafos textualmente traducidos del Tratado sobre
66 «Ce n’était pas par crainte de la mort que Saint Quirinin quitta son évêché et fuit la persécution, mais pour obéir à l’Evangile, qui nous conseille que quand on nous persécutera dans une ville, nous fuions dans une autre. On le prend, on le presse de sacrifier aux idoles et on le jette dans un fleuve » (Le Journal des Saints, ou sont representees leurs images, offrant les principaux traits de leur vie... par le P. Grosez, de la Compagnie de Jésus, Avignon, Aubanel, 1855).
tolerancia de Voltaire. Pero seria exagerado afirmar que se han introducido modificaciones profundas dado que, desde su primera edicion, la novela aparece ya solidamente estructurada
en torno a un asunto que ha sido claramente concebido y bien meditado por su autor. Los personajes esenciales, los corresponsales, son los diez mismos: cuatro miembros de la nobleza (el Gobernador de Valencia, su hija Cornelia, Vargas y Meneses); tres clerigos (el Arzobispo de Sevilla, el Inquisidor General y el inquisidor Cipriano Vargas); y tres criados (la Lucia, Valiente y Pepe Nunez). Tenemos de este modo una representacion, por partes iguales —excluida la protagonista— de los tres estamentos de la España del antiguo regimen: nobleza, clero y estado llano. El mensaje esta claro: todo español, sea cual fuere su posicion social (y como gobernador de Valencia, el padre de Cornelia representa al propio rey) puede topar un dia u otro con la Inquisicion.
En esta condensacion de la sociedad entera puede leerse también una separacion tajante, incluso dentro de cada familia, de todos los españoles en dos categorias: los que ≪arrimados
a los buenos≫, se sirven para el propio medro del ≪infernal Tribunal≫ y todos los demas, siempre con la espada inquisitorial suspendida sobre sus cabezas. Es, concretamente, el caso de los hermanos Vargas: Bartolome, por un lado, y Cipriano, el Inquisidor, por otro.
Ahora bien, si la novela no cambia fundamentalmente si se aprecian modificaciones de indudable alcance. Las cartas XXVIII-XXXI (intercaladas entre la de Meneses a Vargas y la ultima de Cornelia) alteran la conclusion desde el punto de vista ideologico. La carta de Meneses a Vargas contiene una feroz condena no solo de la Inquisicion sino de todas las religiones y de sus sacerdotes; constituye una fiel adaptación de las teorias sobre el ateismo desarrolladas por
d’Holbach en su famoso libro, ya citado: De la cruauté religieuse.
En la carta siguiente, Cornelia le anuncia a Vargas su muerte inminente, lo cual viene a confirmar, con el ejemplo, la diatriba anticlerical precedente. Pero la insercion posterior de las cartas de Vargas a Meneses, donde se defienden los valores evangelicos de un cristianismo primitivo frente a los abusos de la Iglesia romana (version espanola de Profession de fo i du vicaire savoyard), amortigua considerablemente la violencia del ataque. El Concordato de 1801 puede que tenga algo que ver con esta moderacion antirreligiosa pero sin hacer concesion alguna al anticlericalismo
No hay comentarios:
Publicar un comentario