HISTORIA, PROGRESO Y SUPRESIÓN DE LA REFORMA EN ESPAÑA
SIGLO XVI.
THOMAS McCRIE,
D. D. PAUL T. JONES, AGENTE EDITORIAL. 1842
264-266
Por dolorosa que fuera esta visita para sus sentimientos, contribuyó a restaurar su paz mental, al convencerlo de que no podía albergar esperanzas de disfrutar de la sociedad de su familia excepto con la condición de renunciar a su religión.
Después de haber permanecido nueve años en el exilio, consultó a Calvino sobre la conveniencia de contraer un segundo matrimonio.
Este reformador, que se interesó profundamente por el carácter de su noble amigo, sintió grandes escrúpulos en cuanto a la conveniencia de esta medida, pero finalmente le dio su aprobación, después de haber consultado a los teólogos de Suiza y a los Orison.
En consecuencia, los tribunales de Ginebra, habiendo dictado legalmente una sentencia de divorcio contra Vittoria, sobre la base de su obstinada negativa a vivir con su marido, se casó con Anne Fremejere, la viuda de un refugiado francés de Rouen, con quien continuó viviendo felizmente en un estado de digna frugalidad.
Al ser informados de esta parte de su conducta, sentimos como si hubiera disminuido la alta e inmaculada virtud que Galeazzo había mostrado hasta entonces.
Sus segundas nupcias, aunque contraídas según las reglas del derecho canónico, dieron ocasión de reproche a los encarnizados adversarios de la Reforma; pero ellos no lo rebajaron en la estimación de su conocimiento de ambas convicciones religiosas.
Los ciudadanos de Ginebra lo tuvieron siempre en el más alto respeto; la libertad de la ciudad le había sido conferida poco después de su llegada entre ellos; el público le asignó una casa; y fue admitido como miembro tanto del gran consejo como del pequeño.
Príncipes, embajadores y hombres eruditos, tanto papistas como protestantes, que visitaban la ciudad, regularmente presentaban sus respetos al marqués; un título que siempre le fue otorgado, aunque él se negó a asumirlo incluso después de la muerte de su padre. (Nota del blog. Jerarquía de la Nobleza. Rey, Príncipe, Duque, Marquéz, Conde, Vizconde, Barón, Señor.)
Nada ofendió más a la corte papal y al gobierno de Nápoles que su elección de la sede de la herejía como residencia.
Fue probablemente con la intención de eliminar este prejuicio, y de ese modo obtener remesas de su patrimonio, que consintió, en la primavera de 1572, a una propuesta hecha por el almirante Coligni de establecerse en Francia) ;* pero providencialmente se le impidió trasladarse a Francia tan pronto como había planeado, y así escapó de la masacre de San Bartolomé, que tuvo lugar en agosto de ese año.
Después de residir cinco años en Nion y Lausana por razones de economía en sus medios de vida, regresó a Ginebra, de donde no volvió a salir hasta su muerte, que ocurrió en 1586, a los sesenta y ocho años de edad.
Lo primero que atrajo la atención de Caraccioli, después de su establecimiento en Ginebra, fue la reorganización de la congregación italiana.
Lattantio Ragnoni, un caballero de Siena, a quien había conocido en Nápoles, habiendo llegado unos días después que él, y habiendo dado pruebas de su ortodoxia y calificaciones para la enseñanza pública, fue persuadido por él para que asumiera el oficio de pastor de sus compatriotas.
En consecuencia, ellos reanudaron sus ejercicios públicos en la Iglesia de la Magdalena, que les fue asignada por el concilio.
El propio Caraccioli se convirtió en uno de sus ancianos, y por la respetabilidad de su carácter y la sabiduría de sus consejos, contribuyó más que cualquier otro individuo a la prosperidad permanente de esa iglesia.
A fines del año 1553, obtuvieron un predicador de mayores habilidades en Celso Massimiliano, generalmente llamado Martinengo, porque era hijo de un conde de ese nombre, en los territorios de Brescia.
Había entrado en la orden de los canónigos regulares, y habiendo absorbido la doctrina reformada de Pedro Mártir, la predicó durante algún tiempo con gran audacia y elocuencia; pero comprendiendo que había trampas que le estaban tendidas a su vida, huyó a Valteline, de donde llegó a Basilea, con la intención de proseguir a Inglaterra.
Por las importunidades de Caraccioli se vio inducido a abandonar su viaje previsto y a asumir el cargo pastoral de la iglesia italiana en Ginebra.*
A su muerte en 1557, Calvino se esforzó por conseguir para ellos los servicios de Martyr y Zanchi, quienes se excusaron a causa de sus compromisos; y la iglesia parece haber permanecido bajo la única inspección de Ragnonit hasta 1559, cuando consiguieron a Nicola Balbani, quien continuó sirviéndoles con mucha aprobación casi hasta fines del siglo XVI.4 Parecería que esta situación también la ocupaba Jean Baptiste Rotan, un hombre erudito, quien, al mudarse a Francia, incurrió en la sospecha de intentar traicionar a la iglesia reformada reconciliándola con Roma..
* ***En esa ocasión, el Concilio de Ginebra testificó la más fuerte renuencia a consentir su partida. Prometieron liberarlo de todos los cargos públicos y proporcionarle todo lo que necesitara; mientras que los señores Koset y Franc le ofrecieron el uso de sus casas de campo. (Fragmentos, extractos de los célebres de Ginebra, p. 44.) \ t Vida de Galeacius Caracciolus, marqués de Vico, passim. Giannone, Hist, de Naples, liv. xxxii. cap. 5. Gerdesii Italia Reformata, p. 104-112. Spon, i. 290. Fragmens, ut supra, p. 16, 22, 24, 50, t Vida de Caracciolo, cap. xi. Spon, Hist, de Geneve, tor. i. p. 290,****
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