sábado, 31 de agosto de 2024

TRADICIONES ABORIGENES *GUATEMALA*BIBLIA*

EL EVANGELIO EN CENTROAMÉRICA;

FREDERICK CROWE

CONTENIENDO

UN BOSQUEJO DEL PAÍS, FÍSICO Y GEOGRÁFICO — HISTÓRICO Y POLÍTICO

— MORAL Y RELIGIOSO:

UNA HISTORIA DE LA MISIÓN BAUTISTA EN HONDURAS BRITÁNICA

 Y DE LA INTRODUCCIÓN A LA BIBLIA ESPAÑOLA

 REPÚBLICA AMERICANA DE GUATEMALA

 " Y después de saludarlos, declaró particularmente lo que Dios había obrado entre los gentiles por su ministerio. Y cuando lo oyeron, glorificó al Señor."—Hechos xxi. 19-20.

WHIT A MAP COUNTRY

LONDON

CHARLES GILPIN, 5, BISHOPSGATE STREET WITHOUT

 EDINBURG : ADAM Y CHARLES BLACK. DUBLÍN

 J. B. GILPIN.

                                                    1850.        

London: Printed by Ste wart & Murray, Old Bailey

56-59

DESCUBRIMIENTO DEL CONTINENTE, pag. 57

SECCIÓN" II.

ESQUEMA HISTÓRICO Y POLÍTICO.

CAPÍTULO IV

. DESCUBRIMIENTO.

Descubrimiento del Continente— El Desembarco de Cortés y la Conquista de México— Origen de las Razas Aborígenes— Idolatría y Modo de Sacrificar Víctimas Humanas— Riqueza y Refinamiento de los Indios— Restos de Ciudades, Templos, Sec. — Conjeturas respecto a ellos —Teoría del Dr. Bandinot — Opulencia en América — El Remanente que Queda— Tradiciones —Dinastía Quiché y "Guerras, Ciudades Antiguas, etc.; Utatlan, Xelahuh, Patinamit, Palenque, Copán — Leyes y Gobierno — Carácter Opuesto de los Aztecas y Tultecas.

" Verdaderamente Él es un Dios que juzga en la tierra."— 7s. lviii. 11.

 De Solis, en su romántica Historia de la conquista de México, afirma que la isla de Cozumel, en la bahía de Honduras, fue la primera tierra que tocó Colón, después de salir de Jamaica y Cuba, en busca del nuevo mundo (en 1502).

 La costa contigua de Yucatán fue, en consecuencia, la primera parte del continente que sus ojos conocieron. De Cozumel se nos informa que cruzó a Trujillo, en el lado opuesto de la bahía, y, en busca de un paso por el oeste, costeó Honduras (llamada entonces y después Guaimura o Las Hibueras), la costa Mosquito y Costa Rica, hasta llegar a Veragua, en el istmo de Darién.

Allí entregó a sus tripulaciones a esa sed insaciable e incontrolable de oro que maldijo y atontó las empresas de la época, y que acarreó tanta culpa y miseria, y, como consecuencia, incluso una pobreza miserable, para la orgullosa y magnífica España.

Otro historiador* dice que Bartolomé Colón llegó a la costa de Honduras en el año 1502 y, desembarcando en Punta Casinas el día 17 de agosto, tomó posesión del país

 * Herrera— Dec. i. hb. 5, cap. 6

. 58 EL EVANGELIO EN CENTROAMÉRICA.

 en nombre del Rey de Castilla; por lo que parece que el estado de Honduras era la parte de todo el continente norteamericano donde los españoles desembarcaron por primera vez, aunque el territorio de ese estado permaneció inexplorado hasta veinte años después de su descubrimiento.

 En 1522, Gil Gonzales Dávila exploró las costas de Centroamérica por el lado del Pacífico, en busca de una vía de comunicación entre ambos océanos, cuando descubrió y nombró al Golfo de Fonseca, y a los territorios de los Caciques, Nicaragua y Nicoya, que aún conservan los nombres de esos caciques.

 Fue en Yucatán —descubierto por Díaz de Solís y Pinzón, en 1508— donde Hernán Cortés y sus compañeros guerreros efectuaron su primer desembarco (en 1519). Impulsados ​​por el afán de conquista y gloria militar, así como por la codicia, comenzaron la obra de destrucción con la toma de Tabasco.* Volvieron a embarcarse aquí, después de haber obtenido mucha información de los indios, y algunas ayudas notables para el avance de su empresa, especialmente una en la persona de una mujer india, que de ahí en adelante acompañó a Cortés y le fue esencialmente útil como intérprete, se dirigieron a las cercanías de San Juan de Ullúa, en el Golfo de México. Cerca de su lugar de desembarco, Cortés luego fundó la ciudad y puerto de Veracruz. Desde este punto extendió sus conquistas hacia el oeste, hasta que tomó la ciudad imperial de México y encadenó a su desdichado monarca, Moctezuma.

 Por más caballerescos y extraordinarios que parezcan ahora los relatos de estas hazañas, hay una cierta cantidad de credibilidad que no se les puede negar; de hecho, los hechos que son incontestables son aquellos que a primera vista parecen menos creíbles. Tampoco podemos suponer que el colorido más alto que una imaginación fervorosa podría impartir a acontecimientos en sí mismos tan extraordinariamente maravillosos igualaría, y mucho menos superaría, la vívida realidad.

Todo lo que ahora se puede decir es que se hace hincapié en los aspectos más agradables y menos deshonrosos, a menudo excluyendo los más desgarradores y vergonzosos, y que todo está escrito bajo el falso resplandor y bajo la luz parcial de visiones depravadas y defectuosas de la gloria humana, la rectitud moral y la verdad religiosa.

**** Una importante ciudad india, ahora capital de la provincia mexicana de Tahasco en la bahía de Campeche. Fue de este país de donde Sir Francis Drake introdujo por primera vez las patatas y el tabaco en Europa en 1587. El nombre tabaco es probablemente una corrupción de Tabasco.

DESEMBARCO DE CORTÉS. 59

El éxito de Cortés, que a primera vista parece tan maravilloso que casi deja atónito al lector, se reducirá, si se lo analiza más detenidamente, a sólo otra ilustración de la verdad de que el conocimiento es poder

 No fue el crucifijo, la Virgen María o Santiago de Compostela, ni ningún otro santo del calendario, lo que impulsó a los indios ante ellos y coronó a los españoles con una victoria casi constante: sino la pólvora, las espadas bien templadas de Toledo y los músculos y tendones de los buenos corceles árabes que habían importado, junto con los efectos de estas novedades sobre las mentes de los indios, que nunca hasta entonces habían visto una tez blanca.

 No es de extrañar que una compañía de caballeros a caballo y armados, acompañada de un cuerpo, aunque pequeño, de infantería bien entrenada, por la imponente aunque torpe artillería de la época, y por todo lo que podía dar brillo a su apariencia, sin omitir la pompa de un séquito sacerdotal, impresionara con respeto y asombro a los nativos que los veían desembarcar de barcos que ellos suponían eran monstruos de las profundidades, dotados de vida y movimiento voluntario.

 ¿No es más bien natural que cuando ellos, que no sabían el uso de los metales y nunca habían visto un cuadrúpedo mayor que un tapir, los vieron desfilar su caballería, usar sus arcabuces y ballestas, sus espadas y lanzas, sus hachas de guerra y puñales, y especialmente cuando oyeron el rugido de sus armas de fuego y artillería, y presenciaron los efectos que estos producían a lo lejos; ¿No es más bien natural que se sintieran aterrorizados e impresionados por la idea de un poder sobrehumano ejercido por sus misteriosos visitantes, y que los concluyeran invencibles e inmortales hasta que el tiempo y la experiencia demostraran que no lo eran?

Su líder supo aprovechar al máximo el prestigio que acompañó a su primera llegada.

 Grande debe haber sido la impresión producida en el corazón del imperio y en las mentes de Moctezuma y su corte, cuando recibieron por primera vez, de la mano de los "tzamaheles" - sus veloces correos de la costa, las pinturas sobre algodón que representaban a los "hijos del sol", y las poderosas máquinas con las que lanzaban "el trueno", y

**** Los indios itzáes conservaron durante mucho tiempo entre sus numerosos ídolos los huesos de uno de los caballos que Cortés dejó atrás, porque estaba enfermo, mientras atravesaba Petén en su ruta terrestre hacia Honduras.— (Juarros, p. 43.) Los nativos también cayeron en el antiguo error africano de suponer que el jinete y el caballo eran un solo animal. ****

60 EL EVANGELIO EN CENTROAMÉRICA.

mataban a un enemigo distante; y profunda debe haber sido en verdad la creciente oscuridad a medida que les llegaban noticias tras noticias de su marcha, y del sucesivo derrocamiento de cada fuerza opositora, por grande que fuera, como por arte de magia, hasta que por fin se encontraban en las orillas del lago que rodeaba México, la hermosa pero divinamente condenada, por ser culpable, capital de los aztecas.

 Ninguna hazaña de Cortés, ninguna concepción de su mente maestra, supera en decidida osadía la orden de destrucción de la flota que había transportado su expedición a aquellas costas.

Ese acto, probablemente, más que cualquier otro, decidió el éxito de su peligrosa y difícil empresa, una empresa que involucraba los destinos de naciones y, por sus resultados, afectó al mundo entero.

 Con la conflagración de los diez galeones que componían esa flota, cortó de inmediato la posibilidad de una retirada, aseguró las energías combinadas de asociados menos osados ​​y, humanamente hablando, reveló a las generaciones sucesivas la causa moral de su éxito.

 Hizo más. Dio un ejemplo de fe y esperanza en cosas meramente terrenales, que, si no es emulado y superado por el verdadero soldado de la Cruz de Cristo, como lo espiritual trasciende a lo carnal, debe permanecer como un reproche permanente a su indolencia e incredulidad, un ejemplo que, a menos que los protestantes profesantes lo imiten, lo hará más tolerable en el día del juicio para un Cortés y un Pizarro que para ellos.

 Las tribus indias que cayeron ante esta pequeña banda de aventureros desesperados comprendían muchas naciones, grandes y poderosas, y no desentrenadas para la guerra; ese arte para el cual los menos benignos son los mejor preparados. Los relatos que tenemos de su riqueza, su refinamiento y su número, tal como los dan los historiadores españoles, son tan brillantes y sorprendentes que parecen fabulosos. Pero si bien hay abundantes pruebas que corroboran los hechos principales, también hay suficiente misterio para despertar el más profundo interés y dar cabida a infinitas teorías y suposiciones. Cómo y cuándo se pobló por primera vez este continente y dónde aprendieron los habitantes las artes y ciencias de las que tenían un conocimiento, y que es evidente que poseían incluso con mayor perfección mucho antes del período de su descubrimiento, eran preguntas entonces; y ahora, después del lapso de tres siglos y medio, siguen siendo preguntas a las que no se puede dar una respuesta satisfactoria. CONQUISTA DE MÉXICO. 61

Aunque no se hubiera declarado claramente en las Sagradas Escrituras que "Dios hizo de una sola sangre a todas las naciones de los hombres para habitar sobre toda la faz de la tierra", sin embargo, habría suficientes razones para atribuir a estas razas un origen común con las del viejo mundo.

 Las tradiciones conservadas por ellos, aunque en una forma algo distorsionada, del diluvio, la construcción de Babel y de los acontecimientos posteriores, bastarían por sí solas para este propósito. "Núñez de la Vega, obispo de Chiapa, en el prefacio de su Constitución Diocesana", según informa Don Domingo Juarros —eclesiástico, historiador y nativo de Guatemala— "afirma que se encontró con ciertos calendarios en la lengua de los indios de su diócesis, en los que se hacía mención de veinte señores o cabezas de familias de quienes parece derivar su origen este pueblo. Sus nombres eran Ninus o Mox, Ygh, Votan, Ghanan, Abagh, Tox, Moxic, Lambat, Mo1© o Mulu, Elab, Batz, Evob, Been, Hix, Tziquin, Chabin, Chic, Chinax, Cahogh y Aghual. De todos estos magnates, Votan parece haber sido el personaje más célebre, ya que hay una obra separada dedicada a su peculiar historia. En ésta se dice que vio la gran muralla (por la que se hace referencia a la torre de Babel) que se construyó por orden de su abuelo Noé, de la tierra al cielo; y que, en este lugar, a cada pueblo se le dio un idioma diferente. Dice además que Votan fue la primera persona que Dios envió a este país para dividir las tierras, y repartirlas entre los indios". * Sin embargo, además de estas, hay otras tradiciones profesadas dignas de investigación, que parecen estar confirmadas por monumentos y memoriales de dinastías pasadas, por listas aún conservadas de poderosos conquistadores y reyes que gobernaron durante siglos sucesivos, evidencias que, por decir lo menos, dan un aire de probabilidad a la antigüedad que afirman. Las diversas naciones aborígenes de América, por mucho que puedan haber diferido entre sí en sus objetos y modo de culto, eran todas ellas grandes idólatras. Y su idolatría, como la de los cananeos de la antigüedad, en cuanto a la mayor parte, era de la clase más antinatural, cruel y abominable. Ocasionalmente, incluso con frecuencia, se ofrecían sacrificios humanos a sus ídolos, y hay registros de casos en los que inmolaron hasta mil seres humanos en una sola ocasión. * Juarros, p. 208.

 

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