HISTORIA, PROGRESO Y SUPRESIÓN DE LA REFORMA EN ESPAÑA
SIGLO XVI.
THOMAS McCRIE,
D. D. PAUL T. JONES, AGENTE EDITORIAL. 1842
173-176
Al regresar a España en 1552, Cazalla fijó su residencia en Salamanca, donde permaneció durante tres años. Pero mantuvo correspondencia epistolar con los protestantes de Sevilla; y su cargo de capellán real lo llevó ocasionalmente a visitar Valladolid, y Domingo de Roxas lo indujo a fijar su residencia en esta ciudad. Sin embargo, todavía continuó siendo considerado como un patrón de la fe establecida, y fue consultado sobre las cuestiones más importantes de tipo eclesiástico. Poco después de su regreso a España, fue nominado por el emperador como miembro de una junta de teólogos y abogados, quienes fueron llamados a dar su opinión sobre la conducta de Julio III al trasladar el concilio general de Trento a Bolonia; En esta ocasión se unió a sus colegas para declarar que el Papa actuaba en esa medida más por consideraciones personales que por el bien de la iglesia, i También predicó en diferentes ocasiones ante Carlos V, después de su retiro al convento de San Justo, cuando tuvo por oyentes a la princesa Juana, que gobernaba España en ausencia de su hermano Felipe II, junto con otros miembros de la familia real. A pesar de la cautela que utilizó en
**** * Sermón de James Pilkington, Maestro del St. John's College, Cambridge, (después obispo de Durham) en el entierro de los huesos de Martin Eucer y Paul Fagius; apud Strype's Memorials of Cranmer, p. 246. t Sepulveda de Rebus gestis Philippi II. p. 55 : Opera, torn. iii. t Llorente, ii. 222, 223. 174
En estas ocasiones, sus verdaderos sentimientos fueron descubiertos por los más inteligentes de los que frecuentaban la corte; pero no estaban dispuestos a fijar el estigma de herejía en una persona de tan gran reputación, y no podían permitirse creer que se precipitaría a un peligro seguro al transgredir la línea de prudencia que parecía haberse prescrito a sí mismo.* Sin embargo, en esta opinión estaban engañados.
Después de su establecimiento en Valladolid, la casa de su madre se convirtió en el lugar habitual en el que la iglesia protestante se reunía para el culto. La mayor parte de sus parientes estaban entre sus miembros. No pudo resistir las apremiantes peticiones que se le hicieron para que se hiciera cargo de sus intereses espirituales; y, favorecida por sus talentos y la autoridad de su nombre, aumentó diariamente en número y respetabilidad.!
En Valladolid, como en Sevilla, la doctrina reformada penetró en los monasterios. Fue abrazada por una gran parte de las monjas de Santa Clara y de la orden cisterciense de San Belén; y tuvo sus conversos entre la clase de mujeres devotas, llamadas en España beatas, que no están sujetas a ninguna regla particular, pero se advierten a obras de caridad.
Las opiniones protestantes se extendieron en todas direcciones alrededor de Valladolid. Tuvieron conversos en casi todas las ciudades y en muchos de los pueblos del antiguo reino de León.
En la ciudad de Toro fueron abrazadas por el licenciado Antonio Herezuelo, abogado de gran espíritu, y por individuos pertenecientes a las casas de los marqueses de la Mota y de Alcañiz.||
En la ciudad de Zamora los protestantes estaban encabezados por don Cristóbal de Padilla, caballero, que había asumido la tarea de tutor de una
*****Spulveda, después de mencionar que había oído predicar a Cazalla en San Justo, dice: " Animadvert!, id quod ex ipso etiarn audivi, eum magna solicitudine cavere, nequod verbum excideret concionanti, quod ab cemulis et invidis, quos vehementur extimescebat, ad calumniam trahi posset. (De Rebus gestis Philippi II. p. 55.) t Cipriano de Valera, Dos Tratados, p. 251. Llorente, ii.221, 222. \ Llorente, ii. 229, 240-243. Ibídem. ii. 231, 242. || Ibíd. ii. 227, 229. Registro adjunto a la traducción de Skinner de Montanus, sig. E. i. b.****
familia noble de aquel lugar, para que tuviese mejor oportunidad de propagar el conocimiento de la verdad.* Las opiniones reformadas se introdujeron también en Aldea del Palo y Pedroso, en la diócesis de Zamora. En el último de estos pueblos tuvieron numerosos conversos, que disfrutaron de las instrucciones de Pedro de Cazalla, su párroco.
Su difusión fue igualmente extensa en la diócesis de Palencia. En la ciudad episcopal fueron enseñados por el doctor Alfonso Pérez, sacerdote, y patrocinados por don Pedro Sarmiento, caballero de la orden de Santiago, comendador de Quintana, e hijo del marqués de Roxas.
El párroco de los pueblos vecinos de Hormigos pertenecía a la familia de Cazalla, que era totalmente protestante.J Desde Valladolid, las nuevas opiniones se difundieron a través de Castilla la Vieja hasta Soria en la diócesis de Osma, y a Logroño en los límites de Navarra. En la última ciudad nombrada, fueron acogidos por muchos, incluyendo al individuo que estaba a la cabeza de la aduana, y al párroco de Villamediana en el vecindario de Logroño.
La propagación de la doctrina reformada en todos estos lugares se debió en gran medida a Don Carlos de Seso.
Este distinguido noble nació en Verona, Italia. Habiendo realizado importantes servicios para Carlos V., fue tenido en gran honor por ese monarca, a través de cuyo interés obtuvo en matrimonio a Doña Isabel de Castilla, descendiente de la familia real de Castilla y León.
De Seso no fue menos elevado por la dignidad de carácter, los logros mentales y el decoro de modales, que por su nacimiento y conexiones. Mientras residió en Valladolid se relacionó con los protestantes en esa ciudad. En Toro, de la que fue corregidor, o alcalde, en Zamora y en Palencia, promovió celosamente la
***Llorente, ii. 227, 241. Registro, ut supra. t Illescas, Hist. Pontif. torn. ii. f. 337, b. Llorente, ii. 228, 233, t Sepulveda de Rebus gestis Philippi II. p. 57. Llorente, ii. 225, 26, 228. Registro, ut supra, sig. E. i. a. E. ij. b. Llorente, ii. 227, 238, 407. *****
causa de la reforma, por la circulación de libros y por instrucciones personales.
Después de su matrimonio, se estableció en Villamediana, y tuvo mucho éxito en difundir el conocimiento religioso en la ciudad de Logroño y en todo el país circundante.*
La causa reformada no hizo tanto progreso en la Nueva Castilla, pero fue abrazada por muchos en diferentes partes de ese país, y particularmente en la ciudad de Toledo. También tuvo adeptos en las provincias de Granada, Murcia y Valencia. || Pero, con la excepción de los lugares alrededor de Sevilla y Valladolid, en ninguna parte fueron más numerosos que en Aragón. Habían formado asentamientos en Zaragoza, Huesca, Balbastro y muchas otras ciudades. Siendo este el caso, puede parecer extraño que no tengamos un relato particular de los protestantes en la parte oriental de España. Pero una razón sirve para explicar ambos hechos.
Los habitantes de Bilbao eran generalmente protestantes; y muchos de ellos, cruzando los Pirineos, se extendieron por Aragón y, al mismo tiempo que ejercían el comercio, encontraron la oportunidad de hacer circular sus libros y doctrinas religiosas entre los nativos.
Cuando se adoptaron medidas violentas para aplastar la Reforma en España, la mayor parte de ellos se retiró, sin dificultad y sin ruido, a su país natal, donde los prosélitos que habían hecho encontraron asilo junto con ellos; mientras que sus hermanos que estaban situados en el interior del reino o cayeron en manos de sus perseguidores, o, escapando con gran dificultad, se dispersaron por todas partes de Europa; y así, el destino trágico de una clase, y el escape estrecho y casi milagroso de la otra, al despertar un profundo interés en la mente pública, hicieron que sus nombres y su historia fueran investigados y registrados. Por los hechos que se han presentado, el * Illescas, Hist. Pontífice. rasgado, yo, f. 337, b. Llorente, ii. 235-6, 407. t Illescas, ut supra. Llorente, ii. 384, 386.t Llorente, ii. 401. Ibídem. pag. 340-343. II Ibídem. pag. 411. 7 Ibídem. pag. 386, 389
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