ESPAÑA*- 128-131

HISTORIA, PROGRESO Y SUPRESIÓN DE LA REFORMA EN ESPAÑA

SIGLO XVI.

 THOMAS McCRIE

128-131

Algunos de los teólogos más eruditos que estaban en Trento estaban insatisfechos con ciertas partes de la doctrina del concilio, y con la manera confusa y apresurada en que se tramitó esta importante parte del asunto.: Después de que el artículo sobre los sacramentos de la penitencia y la extremaunción había recibido la sanción formal, del santo y universal concilio, los teólogos de Lovaina consiguieron convencer a los jefes de que era erróneo. ¿Qué se debía hacer? Acordaron en un cónclave privado cambiarlo, después de tomar precauciones para que todo el asunto quedara enterrado en silencio, para no incurrir en el ridículo (burla)  de los luteranos. "¡Una gran desgracia!", dice el arzobispo de Colonia; "pero el menor de dos males". Las reflexiones del consejero de la embajada imperial son más desceremoniales. "Creo (dice) que Dios ha permitido este suceso para cubrirlos de vergüenza y confusión. Seguramente, después de esto, abrirán los ojos, según el dicho del salmista: Llena sus rostros de vergüenza, para que busquen tu nombre. Dios quiera que comprendan esto; pero no me atrevo a esperar tanto, y siempre he dicho que nada menos un milagro puede producir un cambio."* Es imposible concebir algo más deplorable que el retrato del concilio dibujado en la correspondencia confidencial de Vargas, quien fue asignado como asesor legal a la embajada enviada por Carlos V a Trento. "El legado es siempre el mismo", dice él en una carta al cardenal obispo de Arras; " es un hombre perdido para toda vergüenza. Créame, señor, no tengo palabras para expresar el orgullo y el descaro que muestra en los asuntos del concilio. Percibiendo que somos tímidos, y que su majestad no está dispuesto a herir u ofender al Papa, intenta aterrorizarnos asumiendo aires majestuosos y un tono altivo. Trata a los obispos como esclavos; amenaza y jura que se marchará. Es inútil que Su Majestad continúe insistiendo más tiempo al Papa y a sus ministros. Es hablar a los sordos y tratar de ablandar las piedras. Sólo sirve para hacernos objeto de burla del mundo y para proporcionar a los herejes temas para pasquines.

 Debemos esperar hasta el tiempo en que Dios purifique a los hijos de Leví. Ese tiempo debe llegar pronto; y, en mi opinión, esta purificación no se realizará sin algún castigo extraordinario. Las cosas no pueden permanecer mucho tiempo en su estado actual: los males son demasiado grandes. Todos los nervios de la disciplina eclesiástica están rotos. El tráfico de cosas sagradas es vergonzoso ... La predicción de San Pablo está a punto de cumplirse en la iglesia de Roma. Ese día no puede llegar a menos que primero se produzca una apostasía.

En cuanto a la manera de tratar las doctrinas, ya os he escrito que precipitan todo, examinan pocas cuestiones y no las someten al juicio de los teólogos doctos que están aquí presentes. Muchos de los obispos dan su voto y dicen placet, sobre puntos que no entienden y son incapaces de entender. No hay aquí nadie que parezca estar de parte de Dios, ni se atreva a hablar. Todos somos perros mudos que no pueden ladrar." No obstante todo esto y mucho más con el mismo propósito,

Vargas añade, como un verdadero hijo de la Iglesia: " En cuanto a mí, obedezco implícitamente, y me someteré sin resistencia a lo que se determine en materia de fe. Dios quiera que todos puedan hacer esto."* Estos hechos no son irrelevantes para el tema. Los secretos del concilio de Trento pronto salieron a la luz; y varias personas, que luego fueron llevadas a la hoguera en España, reconocieron que sus ojos se abrieron por primera vez a las corrupciones radicales de la iglesia de Roma por los informes que recibieron de algunos de los miembros de ese sínodo sobre la manera escandalosa en que se influían sus decisiones

. Egidio apareció entre los criminales condenados a penitencia, en un auto de fe celebrado en Sevilla en 1552. Habiendo expirado el período de su prisión en 1555, en el transcurso del año siguiente hizo una visita a Valladolid, donde encontró a un número de conversos a la doctrina reformada. Su espíritu herido se reconfortó con lo que vio de la gracia de Dios en aquella ciudad, y después de pasar un corto tiempo en compañía de sus hermanos, y exhortándolos a la constancia en la fe, regresó a Sevilla. Pero la * Vargas, pág. 207-8, 211, 225-6, 233. t Llorenle, ii. 223; iii. 230, 231. t Ibid. ii.

fatiga de los viajes, a los que no estaba acostumbrado desde hacía algunos años, le provocó una fiebre que lo dejó muerto a los pocos días. Dejó tras de sí una serie de escritos en su lengua materna, ninguno de los cuales parece haber sido impreso.* Sus huesos fueron posteriormente sacados de la tumba y entregados a las llamas, sus bienes confiscados y su memoria declarada infame, por una sentencia de los inquisidores, al encontrar que había muerto en la fe luterana. t