domingo, 4 de agosto de 2024

SUPRESIÓN DE LA REFORMA EN ESPAÑA 60-63

HISTORIA, PROGRESO Y SUPRESIÓN DE LA REFORMA EN ESPAÑA

SIGLO XVI.

 THOMAS McCRIE,

D. D. PAUL T. JONES, AGENTE EDITORIAL. 1842

 60-63

 y era la intención del cardenal, tan pronto como tuviera tiempo, publicar algunas obras de esta descripción; pero las Sagradas Escrituras debían conservarse exclusivamente en las tres lenguas en que fue escrita la inscripción en la cruz de nuestro Salvador; y si alguna vez se descuidara esta regla, se producirían los efectos más perniciosos.*

 Esta opinión, que es simplemente un comentario sobre la máxima favorita de la iglesia de Roma, de que la ignorancia es la madre de la devoción, ha encontrado la cálida aprobación de su biógrafo, y luego fue presentada como una prueba de su don profético, junto con sus milagros, en la solicitud que el Colegio Mayor de San Ildefonso hizo a la corte papal para su canonización. t Los argumentos de Jiménez no eran de un tipo que convenciera a las mentes de quienes favorecían medidas ilustradas; pero eran los argumentos de un hombre que, desgraciadamente para los mejores intereses de España, ya había adquirido entonces gran influencia en los consejos de gobierno, y continuó durante muchos años teniendo la dirección principal de los asuntos de la nación, tanto civiles como eclesiásticos.

Los libros que el cardenal había prometido como sustituto de los Evangelios y las Epístolas hicieron su aparición, consistentes en tratados de devoción mística o más bien monástica, y las vidas de algunos de sus fanáticos más destacados, tanto hombres como mujeres; como, por ejemplo, las Cartas de Santa Catalina de Sena, de Santa Ángela de Fulgino, y de Santa Matilde, los Grados de San Juan Climaco, las in strucciones de San Vicente Ferrer, y de Santa Clara, las Meditaciones del cartujo Tomás Landulfo, y la Vida de Santo Tomás Becket, arzobispo de Canterbury  La oposición de Ximenes, y las medidas violentas e impolíticas que el gobierno adoptó contra los judíos y moros, frenaron el cultivo de la literatura oriental hasta tal punto, que, en el año 1535, cuando un erudito entusiasta visitó España, encontró que el hebreo estaba desatendido, y no pudo encontrar

* Gómez, ut supra. t Quintan ilia, Vida y Prodigios del S. Card. Ximenes, p. 225. J Quintauilla, p. 141. Gómez, f. 39, a.

 ningún nativo familiarizado con el árabe, excepto el venerable Núñez, que aún recordaba los caracteres de una lengua a la que había prestado cierta atención en su juventud.*

 Una traducción de las Escrituras al español, de la que hablaré más adelante, probablemente tuvo poca influencia en la preparación para la introducción de las opiniones reformadas, ya que todas las copias de la misma parecen haber sido destruidas poco después de salir de la imprenta. A fines del siglo XV y principios del XVI, quienes las estudiaron en los idiomas originales arrojaron mucha luz sobre las escrituras sagradas.

Pablo de Santa María de Burgos, comúnmente llamado Paulus Burgensis, un judío converso, descubrió el mismo conocimiento del hebreo que distingue a la Postilla, o notas sobre las Escrituras, de Nicolás de Lira, a las que hizo añadidos. Alfonso Tostado, obispo de Ávila, que escribió comentarios sobre los libros históricos del Antiguo Testamento y sobre Mateo, se había formado nociones correctas del sentido literal y propio de la Escritura y del deber del intérprete de adherirse a ella en oposición al método de los teólogos alegóricos; pero aumentó sus obras hasta un volumen inmoderado, entregándose a digresiones sobre lugares comunes.^ Pedro de Osma, profesor de teología en Salamanca, empleó sus talentos en corregir el texto original del Nuevo Testamento, mediante una comparación crítica de diferentes manuscritos

 * Nic. Clenardi Epistol, p. 229, 278-282. Lo que Antonio ha afirmado respecto a un tratado sobre la doctrina cristiana en árabe, por el arzobispo Ayala, impreso en Valencia en 1566, es más que dudoso. (Bibl. Hisp. Nov. torn. ii. p. 108.) t Simon, Hist. Grit, du Vieux Test. liv. iii. cap. 11. p. 464-466. Colomesii Hispan. Orient, p. 212-14. Le Long menciona "Prophet Priores Hebraice cum Commentario R. David Kimchi, Leiriee in Lusitania, 1494, fol." (Bibl. Sac. edit. Masch, part i. cap. 1. sect. 2. 37. num. 6.) Si esto es correcto, la obra a la que se hace referencia debe haber sido el primer libro hebreo, y el único de un judío, impreso en la Península. Ninguno de los bibliógrafos españoles parece haber visto una copia de ella. Méndez lo informa incorrectamente. (Typog. Esp. p. 339.) t Tostati Abulensis Comment, en Evang. Matthsei, cap. xiii. qucest. 18; conf. cap. ii. quaest. 57. Un compendio de su comentario sobre Mateo fue impreso, en dos volúmenes en folio, en Sevilla, en 1491. (Méndez, p. 179.)

. Mostró la misma libertad de opinión sobre puntos doctrinales; y en 1479 se vio obligado a abjurar ocho proposiciones relativas al poder del papa y al sacramento de la penitencia, que fueron extraídas de un libro escrito por él sobre la Confesión, y condenado como erróneo por un concilio celebrado en Alcalá.*

 Además de sus servicios en la causa de la literatura culta, Antonio Lebrixa escribió varias obras ilustrativas de las Escrituras, por las que fue llevado ante la Inquisición, y habría incurrido en la misma censura que De Osma, si no hubiera tenido la suerte de asegurarse la protección de sus Majestades Católicas

 Gracias a los trabajos de estos hombres, junto con los escritos de su compatriota Ludovicus Vives, que se había establecido en los Países Bajos, y de su amigo Erasmo, se produjo un cambio saludable en las mentes de los jóvenes de las universidades.

 Se disgustaron con la barbarie de la teología escolástica, leyeron las Escrituras por sí mismos, las consultaron en los originales y, a partir de estas fuentes, se aventuraron a corregir los errores de la Vulgata y a exponer las interpretaciones absurdas y pueriles que durante tanto tiempo habían corrido bajo la sombra de la ignorancia y la credulidad. Habiendo puesto al lector en posesión de las circunstancias relacionadas con el estado de las letras y el conocimiento que tendieron a facilitar la introducción de la doctrina reformada en España, ahora consideraré los obstáculos con los que tuvo que luchar, de los cuales el más formidable con diferencia fue la Inquisición. * Illescas, Hist. Pontificio, desgarrado. ii. F. 86, b. t Antonii Nebrissensis Apología pro si-ipso; apud Antonii Bibl. Hisp. Veterinario. Tomo  ii. pag. 310, 311.

 

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