martes, 6 de agosto de 2024

SUPRESIÓN DE LA REFORMA EN ESPAÑA 83-85

 HISTORIA, PROGRESO Y SUPRESIÓN DE LA REFORMA EN ESPAÑA

SIGLO XVI.

 THOMAS McCRIE,

D. D. PAUL T. JONES, AGENTE EDITORIAL. 1842

83-85

En el curso del primer año en que fue erigida, la Inquisición de Sevilla, que entonces se extendía por Castilla, entregó a dos mil personas vivas a las llamas, quemó a otras tantas en efigie y condenó a diecisiete mil a diferentes penitencias. Según un cómputo moderado, desde la misma fecha hasta 1517, año en que hizo su aparición Lutero, trece mil personas fueron quemadas vivas, ocho mil setecientas fueron quemadas en efigie, y ciento sesenta y nueve mil setecientas veintitrés fueron condenadas a penitencias; haciendo en total ciento noventa y un mil cuatrocientas veintitrés personas condenadas por los diversos tribunales de España en el curso de treinta y seis años. Hay razón para pensar que

* Llorente, pág. 168. t Mariana, Hist. Hisp. lib. xxiv. cap. 17. t Llorente, iv. 251-256. Estas cifras están tomadas del cálculo hecho por Llorente, después de haber rebajado, con gran cuidado e imparcialidad, sus estimaciones y corregido algunos errores en los que había caído en una primera parte de su obra, debido a que no había atendido a los años exactos en que se erigieron algunos de los tribunales provinciales. (Tom. i. 272-281, 341, 360.)

Esta estimación está muy por debajo de la verdad. En efecto, desde 1481 hasta 1520, se calcula que sólo en Andalucía treinta mil personas se denunciaron a sí mismas, por temor a ser acusadas por otros, o con la esperanza de obtener una mitigación de su sentencia.* Y hasta principios del siglo XVII, los casos de absolución eran tan raros que es difícilmente se encuentra uno en mil casos; los inquisidores se esforzaban por que, si era posible, nadie escapara sin llevar una marca de su censura, como al menos sospechado de levi, o en el grado más bajo.

 Era de esperar que los inquisidores ejercieran su poder para frenar el cultivo del conocimiento bíblico.

En 1490, muchas copias de la Biblia hebrea fueron entregadas a las llamas en Sevilla por orden de Torquemada; y en un auto de fe celebrado poco después en Salamanca, seis mil volúmenes corrieron la misma suerte, con el pretexto de que contenían judaísmo, magia y otras artes ilícitas.

 Deza, arzobispo de Sevilla, que había sucedido a Torquemada como inquisidor general, ordenó que se incautaran los papeles de Lebrixa y dictó sentencia contra él como sospechoso de herejía, por las correcciones que había hecho en el texto de la Vulgata y sus otros trabajos de elucidación de las Escrituras.

El objeto del arzobispo (dice Labrixa en una apología que él redactó para sí) era disuadirme de escribir. Quería extinguir el conocimiento de dos lenguas de las que depende nuestra religión; y fui condenado por impiedad, porque, no siendo teólogo sino mero gramático, me atreví a tratar de temas teológicos.

- Puigblanch Inquisition Unmasked, i. 158. Según este Um!! 1 ?90 r f th , G reconciliado y rebanado en Andalucía, desde ) hasta 1520, fue de cien mil; mientras que cuarenta y cinco mil fueron quemados vivos en el arzobispado de Sevilla. (Ibid. vol. ii. p. 180.) t Llorente, i. 319-321. De ahí el proverbio: Devant 1 Inquisition, quand on vient a jube, i 1 on ne sort roti, 1 on sort au moms flambe. t Ibid. i. 281, 456 ¡

Si alguien intenta restaurar la pureza del texto sagrado y señala los errores que lo han viciado, a menos que se retracte de sus opiniones, ¿No es suficiente que someta mi juicio a la voluntad de Cristo en las Escrituras? ¿Debo también rechazar como falso lo que es tan claro y evidente como la luz de la verdad misma?

Si, a menos que se retracte de sus opiniones, se le debe cargar de infamia, excomulgar y condenar a un castigo ignominioso!? ¡Qué tiranía! ¡Impedir a un hombre, bajo los más crueles dolores, decir lo que piensa, aunque se exprese con el máximo respeto por la religión, prohibirle escribir en su armario o en la soledad de una prisión, hablar consigo mismo o incluso pensar!

¿En qué tema emplearemos nuestros pensamientos, si se nos prohíbe dirigirlos a esos sagrados oráculos que han sido el deleite de los piadosos en todas las épocas y en los que han meditado de día y de noche? 7 * Aunque este tribunal fuera arbitrario en sus principios, y tiránico y cruel como ha demostrado ser en sus procedimientos, la nación española se volvió tan ciega que se felicitó por el establecimiento de la Inquisición. Las ciudades de la antigua Grecia compitieron entre sí por el honor de haber dado a luz a Homero. Las ciudades de la Alemania moderna han disputado acaloradamente el honor de haber inventado el arte de la imprenta. Incluso el mérito de haber adoptado primero esta invención alemana ha dado lugar a una rivalidad honorable entre los estados de Italia; y el monasterio de San Subiac, en la Campagna di Roma, ha tratado de arrebatar la palma a Milán y Venecia.

 Pero las ciudades de España han participado en una competencia más que ignominiosa por el mérito de haber sido la primera sede de una institución que, después de no poder estrangular el saber en su nacimiento, lo ha perseguido todo el tiempo con la malicia más implacable. * Anton. Nebriss Apologia pro seipso: Antonii Bibl. Hisp. Nova, torn. ii. 138. Llorente, i. 345. t Ginguene, Hist. Liter, d'Italie, torn. iii. p. 271.

 Las reivindicaciones de los habitantes de Sevilla están grabadas en un monumento erigido en su ciudad en memoria de este acontecimiento. Segovia ha disputado este honor a Sevilla, y sus historiadores están seriamente divididos sobre la cuestión de si el Santo Oficio celebró su primera sesión en la casa del marqués de Moya o en la del mayordomo de Cáceres.*

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