MI HISTORIA DE LOS DÍAS SABADOS
(Inspirada en un concepto (idea) de la vida de la vida real, sucedido hace casi 100 años en una ciudad de Estados Unidos)
EL COLLIE DE NUESTRO SUEÑOS
Sábado, 19 de oct. de 2024
El autor dedica esta historia al PADRE ETERNO, A MI SAVADOR JESUCRISTO Y E.S.
Por el autor del blog - un apasionado por la historia de antaño
El juez dijo:
—Acérquese la persona demandada, Samuel Brown, a responder, sobre el por qué, tiene en su poder a un perro, que la señorita Elizabeth Hammond, afirma ser de su propiedad.
—Señor, Juez un día paseando por un parque, vi a un hermosos perro, que al nada mas verme, se” pegó “tras de mí. Al verlo tan desamparado, me inspiró ternura, y decidí adoptarlo bajo mis cuidados. Desde aquel día, surgió un amor a primera vista entre ese perro y yo. —
—Señorita Hammond, es su turno para decirnos si el perro en disputa es de su legitima propiedad—
—Señoría, aquí traigo los documentos y certificados de compra, y de vacunas, asó como los cuidados profesionales del veterinario encargado, para demostrar que el perro me pertenece 0151
Después de examinar dichos documentos, el Juez, indicó a un oficial d ela corte
—traiga a este tribunal, al perro en cuestión—
Al cabo de unos pocos minutos, el guardia, regreso trayendo a un hermoso y elegante, perro de la raza Collie escocés de pelo largo.
El Juez, (recordando al rey Salomón ) a continuación, expresó:
—colóquense ambos litigantes, a una distancia equidistante del perro, y llámenlo por su nombre. A quien elija, será su dueño —
—Príncipe, ven a mí, tu amoroso dueño —decía el joven.
—“Bebé”, mi “bebé”, ven con “mamá” exclamaba con voz triste, la bella joven.— ¡Cuánto te he extrañado en estos meses que no has estado conmigo.
Después de un buen rato de estar llamando cada uno al perro, este no se decidía con quien ir. Al final se dirigió hacía Samuel Brown.
El juez después de dar instrucciones para registrar debidamente todo, hizo entrega legal del perro a Brown, porque considero también que el perro descrito en los documentos, bien podría ser otro parecido.
Samuel Brown, no cabía en sí de felicidad, y apunto estaba de retirase de la sala del tribunal, cuando su vista se posó en la figura de una muchacha con la cabeza agachada, que derramaba abundantes lagrimas de sentimiento, en un apartado rincón.
Samuel Brown, se dijo a sí mismo: “!No! Mi finada madre no educó a a un hombre sin sentimientos. No puedo dejar a esta joven, así con el corazón destrozado”.
Se encamino hacía la joven, quien permanecía con la cabeza entre sus manos y rodillas.
—Señorita Hammond—
La muchacha, levantó su rostro, con los ojos anegados completamente en llanto.
Samuel quedó en shock, delante de sí, veía los ojos azules más cristalinos y puros que hubiese visto alguna vez. Un rostro angelical, enmarcado con una cabellera sedosa y larga, color de trigo maduro, completaba el cuerpo armoniosamente escupido por la mano de abril creador.
—Señorita, quisiera decirle que cuantas veces quiera, puede ver a “Príncipe”. En ninguna manera me opondré —
Ella, tan solamente alargó la mano, y acaricio la cabeza y el pelaje del pecho del collie,
diciendo:
—Mi “bebé”, ¿has estado bien?—.
Así fue, como en esta curiosa situación, Samuel Brown y Elizabeth Hammond, acordaron en buenos términos que ella llegaría a cierto parque, donde el llevaría al perro, y pasarían todo el sábado y el domingo en compañía mutua.
Pasado ciertos sábados y domingos, él invitó a ella, a merendar una hamburguesa y un refresco, otro fin de semana a trozo de pastel que vendían en una venta cercana.
Poco a poco, fueron compartiendo algunas vivencias, y dando paso a una bonita amistad.
Pasaron seis meses, y Samuel Brown, vino a notar , con que alegria espera que llegasen los fines de semana, para acudir a la cita con Elizabeth, llevando al dicho, “Príncipe”, o como solía llamarlo, Elizabeth “mi bebé”.
Samuel hacía tiempo que pensaba diariamente que estaría haciendo Elizabeth, y los suspiros hondos y repetidos, ya formaban parte de su corazón.
El día menos pensado, ya decía dentro de sí:
—“”Elizabeth, “mi Elizabeth””—¡Si supieras! “Estoy enamorado de ti” “mi bebé” ¡Oh, cuanto anhelo tu amor¡—
Pasaron otros tres meses, y una tarde, el dijo a la señorita:
—Elizabeth, le devuelvo a este noble collie, recíbalo, por favor. Es suyo—
—Es que ya no quiere a” mi bebé”, ¿Qué pasa?—
—¡Oh, si lo quiero demasiado, pero ya no puedo seguir viniendo en sus manos estará mucho mejor¡—
—¿Por qué? ¿ hay otro motivo, otra persona, que impida que venga?—
—Es que estoy sufriendo demasiado, por que me he enamorado totalmente de usted, y siento que el verla, y no tenerla para siempre a mj lado, me hara hará el hombre más infeliz de la tierra. No me hago a la idea que su corazón se incline a otro hombre, pero debo respetar sus sentimientos y poner distancia de por medio—
—Pero, si en mi vida no tengo compromiso alguno, y ya que me ha confesado sus sentimientos, le diré que yo estoy también completamente enamorada de usted, y sí, también he sufrido en silencio y derramado muchas lágrimas, pensando que le soy indiferente.
Samiel Brown, ya no pudo contenerse, y dijo:
—¡Amor mío¡ de mis ojos han brotados verdaderos ríos de lágrimas, suspirando por tu cabello largo, haciendo mil poesías que tengo escritas en mi corazón. ¿ Cuantas veces en las madrugadas, he dicho, muchas, muchas veces ”mi nena” “”mi nenna”, mi amor imposible, ¡ como quisiera tener tu cabello en mis manos, besar primero tu frente, luego tus ojos, después tu nariz, para llegar a la copa mas anhelada, tus labios y besarte, primeramente de forma suave, dulce, como se besa un pétalo de rosa, y que tus manos recorran mi rostro. Pero he dicho. Es imposible, esa escultura de mujer, ese monumento, es inalcanzable…—
Ante semejante avalancha de sentimientos reprimidos, Elizabeth. Lo único que atino a hacer, fue tomar su propio cabello largo entre sus blancas manos, y y llevarlo a la nariz, y luego a los labios de su amdo, diciendo:
—¡tomalos, “”mi bebe” son tuyos”, ámalos y juega con ellos, como has querido. ¡ Oh, cuanto has de haber sufrido, anhelando besar mis cabellos, pero ahora son tuyos. Me alegro de tener mis cabellos largos, por que ellos te dan felicidad!—
Pasados otros tres meses, Samuel y Elizabeth unieron sus vidas en matrimonio. Después Elizabeth dio el mejor regalo que Samuel hubiese soñado. Una hermosa y anhelada muñequita “bebe”, y que decidieron llamarla Elizabeth¸porque él quería llamarla como el amor de su vida, y ella sabía que su esposo Samuel así lo anhelaba.
Y el hermoso Collie de pelo largo dorado y pecho blanco, ¿donde había quedado?
En el momento que se había declarado su amor,los dos competían por llamarlo “nuestro bebe”, y recibía doble amor.
¿ Y cuando la hermosbebé Elizabeth, vino al mundo?
El fiel collie, no cabía en sí de felicidad. Cada mñana temprano corría a ver a su hermosa amita,y la niña al ir creciendo y emitir sus primeras palabras, acariciaba al noble animal, que no cabía en si de felicidad, pues ahora ya no tenía dos amos, sino tres,
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