BELICE -479-484

INTRODUCCIÓN A LA BIBLIA ESPAÑOLA

EN LA  REPÚBLICA AMERICANA

DE GUATEMALA

FREDERICK CROWE

LONDRES, 1850

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, por una fe fuerte y duradera, para creer lo que dice el Maestro!" El 8 de octubre, seis personas, de once que se habían ofrecido, fueron bautizadas. El Sr. Henderson agrega: "La iglesia está en paz y no poco alentada al encontrar a queridos hermanos en Inglaterra que los recuerdan en oración afectuosa.

Que el Señor de la misericordia y la gracia devuelva las bendiciones buscadas para nosotros mil veces en sus propios senos".

 El forense que había encarcelado a la Sra. Persle, nunca tuvo otra oportunidad de seguir la misma línea de política. Fue destituido de su cargo por orden del Gobierno interno, y el nombramiento fue restituido a la persona que lo había ocupado antes, y que utilizó su poder discrecional para disminuir en lugar de agravar los males de una ley desigual y objetable

Sin embargo, se entendió que el Presidente del Tribunal Supremo estaba amenazando con una repetición de los excesos anteriores en casos sin jurado, diciendo que Earl Grey, que estaba en Inglaterra, no era la mismo ley británica, y que él (el juez) estaba en Honduras, donde no se debe esperar ninguna disminución de su severidad hacia aquellos que temían un juramento, hasta que el Parlamento británico se complaciera en alterar "la letra de la ley"

. El nombre del Sr. Braddick fue colocado una vez más en la lista de candidatos para el La Gran Corte que siguió, pero él y los hermanos no pudieron temer ningún mal. Se había propuesto agregar seis o siete pies al lugar de reunión, con una especie de techo de cobertizo en lugar de la vela; pero incluso esto se aplazó hasta que se recibiera información sobre el éxito adicional del hermano Crowe.

La disentería se había introducido en el asentamiento por los yucatecos que huían, y toda la familia del Sr. Henderson se había visto afectada por ella. El Sr. y la Sra. Kingdon, quienes habían sido visitados

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 por el Sr. y la Sra. Henderson durante su enfermedad, se habían recuperado y residían en St. George's Key.

 El Sr. Kingdon ahora no tenía ni congregación ni campo de utilidad, y ningún púlpito en Belice era accesible para él.

 El 10 de noviembre, el Sr. Henderson escribió: "En mi última visita, noté que el hermano Braddick estaba expuesto a sufrir nuevamente por la cuestión del juramento. En consecuencia, el lunes 30 de octubre de 1848, asistió al Gran Tribunal, que preside el juez Temple, y respondió a su nombre como jurado, lo que siempre hacemos, sintiendo que es nuestro deber 'obedecer a los magistrados', en la medida en que la conciencia lo permita, y solo cuando requieren de nosotros lo que nuestra sumisión a un Señor superior nos prohíbe dar, les informamos que debemos obedecer a Dios antes que al hombre.

 El hermano Braddick, en contra del consejo de muchos amigos profesos, asistió al Tribunal, respondió a su nombre y tomó asiento entre los jurados.

 Cuando se presentó la Biblia, expresó sus objeciones, como lo había hecho a menudo antes. Luego fue sometido a un interrogatorio del juez, sobre si era un cuáquero, moravo o separatista; y habiendo dicho que no pertenecía a ninguno de estos partidos, se le preguntó si no esperaba, al presentarse en el tribunal, que se le exigiera prestar juramento. Respondió que sí. ¿Esperaba que se le mostrara algún favor y por qué razón? El hermano Braddick respondió que sí, y por la razón de que se había recibido información de la Oficina Colonial de que Su Majestad desaprobaría que alguien sufriera escrúpulos religiosos al prestar juramento, cuando no había intención de impedir los propósitos de la justicia. Luego se le preguntó si había conversado con alguien desde que recibió la citación, sobre el deber que tenía ante sí. Con muchos, dijo; y cuando se le pidió que nombrara a uno, señaló a un funcionario público que estaba en ese momento en la corte, el preboste-mariscal ( Jefe de Plolicia Militar) Adolphus. Este no era el objetivo que el juez tenía en mente (como todos percibieron, y como me dijo un testigo ocular). Por último, se le preguntó directamente al hermano Braddick si había conversado con el Sr. Henderson sobre el tema.

 Él respondió que sí. ¿Podría decirnos la naturaleza de la conversación que tuvo con esa persona? El señor Braddick, decidido a ser sumiso, consideró que existían límites que no podía traspasar al responder a estos interrogatorios. En consecuencia, respondió que no creía que se le pidiera que repitiera cuál era la naturaleza de la conversación que habíamos mantenido. El juez no insistió más en esto. Entonces le dijeron que había sido sentenciado a una semana de reclusión en prisión por negarse a prestar juramento. En consecuencia, fue conducido allí y permaneció en prisión hasta aproximadamente la misma hora del lunes 6 de noviembre, cuando fue liberado". Mientras el Sr. Braddick esperaba la llegada del carcelero para llevarlo a prisión, en una antesala del palacio de justicia, su nombre fue nuevamente incluido en el número de jurados que fueron citados para asistir a otra sesión del Gran Tribunal el día 13 del mes siguiente, es decir, en una quincena después del día de su examen inquisitorial, de modo que cuando el Sr. Henderson escribió, había sufrido una pena y se esperaba su reclusión por un período más largo, tal vez acompañado de una multa.

 Otro caso ocurrió en esta época, en el que una pobre mujer indefensa fue robada en su propia cara, y solo escapó de ser castigada por acusar al ladrón, porque él no tenía pruebas para probar que ella lo había acusado del robo. Ella no podía valerse de la ley para su protección. Incluso temía ser encarcelada como consecuencia de ser arrastrada, ante un magistrado que podría exigirle que jurara; pero el insolente ladrón casi había hecho uso del magistrado para infligirle un mal mayor, y esto sólo porque la ley británica no admitirá la evidencia de una persona honesta y concienzuda que teme un juramento, aunque sí aceptará y actuará en consecuencia las imprecaciones impías de un jurador profano.

El comité de Londres se dirigió una vez más a la iglesia de Belice el 6 de octubre de 1848. En esta carta hablaron del cementerio, admitiendo finalmente que eran sólo fideicomisarios de la propiedad; y expresaron su disposición a cederla, si se podía obtener el consentimiento de las autoridades para la transferencia. Las estaciones de Baker's y Tilletton todavía persistían en ofrecerlas a la iglesia a un alquiler simbólico, o bien exigían que 50/. Debería darse como compensación por las donaciones de los cristianos británicos a través de la Sociedad, gastadas en la propiedad de esas estaciones. La cantidad total de la cual, se ha visto, fue de 39/. 105. Si esto seguía siendo rechazado, dijo el comité, "consideraremos que la negociación ha terminado y concluiremos que usted haga otros arreglos más convenientes y económicos.

 

Un extracto de esta carta, con respecto al cementerio, fue enviado al Superintendente, quien respondió que, "si

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 contuviera algún pacto que requiriera el consentimiento de la Corona para la transferencia contemplada por usted, ese consentimiento no se negará. Si no contiene tal pacto, el consentimiento de la Corona será innecesario". Una vez más, la iglesia respondió a la Sociedad el 11 de diciembre, solicitando que la transferencia se hiciera con la menor demora posible. Con respecto al alquiler nominal, se remite al comité a la rechazo anterior de la iglesia fechada el 10 de agosto, y en cuanto a la propuesta de reembolsar 50/. al comité en Londres, la iglesia dice que "no pueden considerar la cuestión como apropiada"; pero "consideran el retiro de los fondos que se habían asignado a la causa de Dios en Honduras Británica como un paso que debe ser desaprobado y sin paralelo en la historia de la Sociedad".

Por lo tanto, la iglesia informó al comité que los hermanos han decidido ocupar las estaciones hasta que se les pida que las renuncien, confiando en que "el comité verá el deber de dejar de insistir en cualquier medida que pueda tener una tendencia a paralizar una causa contra la cual ha tenido mucho que luchar hasta ahora, y que sentirán más bien que es un privilegio hacer todo lo posible para promover una obra que tenía en sí peculiaridades que no eran de interés común".

* A esta comunicación, el comité respondió el 16 de abril de 1849, ordenando a su secretario "que exprese su disposición a que el uso del terreno, etc. en Freetown, se le dé a la iglesia". En cuanto a las propiedades de Baker's y Tilletton, dicen: "Darles un local en el que hemos gastado una suma considerable, para que puedan disponer de él mañana, no sería coherente con los intereses de nuestra denominación ni con nuestro deber hacia la Sociedad", y aceptan dejar esta propiedad en manos de la iglesia, sólo con la condición de que la iglesia "admita que pertenecen legalmente a la Sociedad".

La iglesia consideró que esta propiedad, así como la que ya había sido enajenada, debería, de hecho, haber sido asegurada contra la posibilidad de abuso o secuestro, al ser puesta en fideicomiso para el uso para el que fue diseñada originalmente. El comité exigió además que la iglesia exprese formalmente su deseo de transferir el cementerio, después de que el consentimiento de las autoridades locales se hubiera transmitido a Inglaterra, prolongando así aún más este asunto, aunque la iglesia se encontraba * Véase "Honduras", págs. 93, 94, y Prim. Ch. Mag. de abril de 1849, pág. 125.

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mientras tanto, el edificio no se utilizaba y en un clima como ese debía estar necesariamente deteriorándose rápidamente. La iglesia, en respuesta, solicitó que el cementerio pudiera transferirse al Sr. Braddick y al Sr. Henderson, para el uso de los bautistas que residían en Belice y sus alrededores.

 El 11 de enero de 1849, el Sr. Henderson escribió: "Esperamos ver el resultado de la apelación del hermano Crowe a las iglesias, antes de que la iglesia aquí determine su procedimiento con respecto a la construcción de una casa de adoración. En cuanto a mí, no veo medios de asegurar tal objetivo con los fondos recaudados en el lugar. Están completamente absorbidos en procurar el apoyo para los hermanos que están comprometidos en enseñar las cosas relacionadas con el Reino de Cristo; y si no tuviera un mejor alojamiento para predicar, hasta el día de mi último discurso a los hijos de los hombres, no me sentiría en libertad de construir una casa para Dios, hasta que Él haya mostrado cómo Sus propias leyes serán honradas en su construcción". Ayer fue la reunión de aniversario de la Sociedad Misionera Bautista de Honduras, que se llevó a cabo en la Capilla Wesleyana. En una ocasión como ésta sentimos la falta de un lugar de espacio, y la probabilidad de que los bautistas no vuelvan a tener uno propio me entristeció la mente, anoche en particular. Sé a quién servimos y su promesa de suplir todas nuestras necesidades. Sé, también, que la causa del Redentor y de las almas sufre mucho más por tener ciertos lugares de culto, que nunca por la absoluta falta de ellos, o de alojamiento en ellos.

 De hecho, a juzgar por lo que se dice en el Nuevo Testamento, es un asunto de absoluta indiferencia, y que no requiere ninguna atención especial. Hasta se podría decir con respecto a ello, que lo que es "de alta estima entre los hombres, es abominación a los ojos de Dios". La suma total de los gastos en la rama misionera de las operaciones de la iglesia durante el año fue de 661,9 chelines esterlinas. En los ingresos de este departamento hubo un déficit de 101,00 chelines y 3 peniques. Al comienzo del año, había 151 miembros en la iglesia de Belice. & Había habido tres restaurados, veintinueve recibidos por profesión, diez excluidos, cuatro despedidos a otras iglesias y cuatro habían dormido en Jesús. El aumento neto fue, por lo tanto, de catorce, lo que hace un total de 165 miembros. i i 2

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 A la iglesia de Tilletton, se le habían agregado dieciocho durante el año, y su número total había aumentado a treinta y tres. En ambos lugares se habían realizado cincuenta y un bautismos, un mayor número que durante cualquier año anterior desde el comienzo de la misión, y 198 miembros estaban en comunión.