VIAJES Y AVENTURAS DEL REVERENDO JOFEPH WOLFF -2-4

 VIAJES Y AVENTURAS

DEL REVERENDO JOFEPH WOLFF, D.D., LL.D.

VICARIO DE ILE BREWERS, CERCA DE TAUNTON; Y FALLECIDO MISIONERO ENTRE LOS JUDÍOS Y LOS MAHOMAÍSMOS EN PERSIA, BOKHARA, CASHMEER, ETC

. " ¿Quién no viajaría por mar y tierra para contribuir a la salvación de un alma? /" — FRANCIS XAVIER.

/, Joseph Wolff

y también soy israelita, de la descendencia de Abraham de la tribu de LEVI, y he predicado el Evangelio, no solo desde Jerusalén, por los alrededores hasta Ilírico, sino también desde el Támesis hasta el Oxus y el Ganges y el Nuevo Mundo.

 LONDRES: SAUNDERS, OTLEY, AND CO.

, 66, BROOK STREET, HANOVER SQUARE, W. 1861.

LONDRES: F. SHOBERL, IMPRENTA, 37, DEAN STREET, 3000, W.

1861

AL

ET. HON. BENJAMIN DISRAELI, M.P., P.O.

ESTAS AVENTURAS Y VIAJES ESTÁN DEDICADOS

, CON SU AMABLE Y EXPRESA AUTORIZACIÓN,

 POR SU AMIGO Y ADMIRADOR,

 JOSEPH WOLFF.

 

* * ****Wolff no era estrictamente el apellido o supernombre de esta familia, ya que los judíos observan la costumbre oriental de llevar un solo nombre, que se otorga en la circuncisión. "Wolff", sin embargo, había sido con anterioridad un nombre en la familia; y el tema de estas memorias "lo despertó" o lo revivió a partir del padre de su padre*****

 Cuando los franceses invadieron Alemania, en 1795, el evento sembró el terror entre los judíos de Baviera, pues habían oído que los franceses cometían todo tipo de excesos. El rabino David, por tanto, con su esposa y su hijo primogénito, que entonces tenía sólo quince días de edad, abandonó Weilersbach y fue nombrado rabino en Kissingen, donde la familia fijó su residencia.

 La madre y el padre del joven Wolff contaban a menudo en su presencia que su hijo primogénito era un niño tan hermoso que la duquesa de Weimar, toda la corte de Weimar y otros visitantes del balneario de Kissingen lo tomaban con frecuencia de los brazos de su nodriza, lo llevaban de un lado a otro y se lo mostraban como un prodigio

. En el año 796, David tuvo otro niño, que recibió el nombre de Jacob Leeb. Al año siguiente, el rabino David fue con toda su familia a Halle, en Sajonia, a orillas del río Saale, que pertenece a Prusia y donde hay una famosa universidad alemana. Allí también fue nombrado rabino de la comunidad judía.

 En el año 1800, el pequeño Wolff y su hermano menor fueron enviados por su padre a una escuela cristiana para que aprendieran a leer en alemán. En 1802, el rabino David fue asignado a una comunidad más grande de judíos que residían en Ullfeld, en Baviera.

 Allí, el joven Wolff escuchaba diariamente, con el mayor interés, la conversación de su padre, cuando los judíos se reunían en su casa al atardecer, y les hablaba sobre la futura gloria de su nación con la venida del Mesías y de su restauración a su propia tierra; y también sobre el celo de muchos rabinos que habían viajado a Jerusalén y Babilonia como predicadores de la nación judía. Habló con particular admiración del gran Moisés Bar-Mymon, que había sido un médico célebre tanto entre los judíos como entre los musulmanes.

 también era notable por su erudición talmúdica y santidad de vida. Entre otras historias, dio el siguiente relato de Mvmon. • Relató cómo durante muchos años Mymon fue ignorante de la ley judía y de todas las ciencias, y estaba, según todas las apariencias, desprovisto de talento. Y que, apesadumbrado por sentirse muy por debajo de sus compañeros, abandonó la casa de su padre y entró en una sinagoga, donde se estiró cerca del arca donde está depositada la ley de Moisés, y permaneció allí noches enteras llorando, rezando a Dios para que le diera la habilidad de volverse hábil en la ley divina y en otras ciencias. Y el Señor escuchó tan efectivamente su oración, que posteriormente se convirtió en el famoso Mymonides,  y era el amigo d elos filosofos árabes . Además  escribió el  neboochim, que intenta explicar a Moisés de una manera filosófica, y muchas otras obras.

El padre de Wolff también le contó a su congregación judía la siguiente tradición, que causó la más asombrosa impresión en el niño. Se refería a la vida de Judah-Haseed, el hombre santo, que se convirtió en la gran luz de los judíos en Worms, en Alsacia. Cuando su madre estaba embarazada con él, se encontró con un cristiano, que mientras conducía su carro, intentó atropellarla y aplastarla a propósito. Pero un muro al costado del camino, de manera milagrosa, se inclinó sobre la madre y la protegió de los designios del maligno cristiano. El rabino David también habló con frecuencia acerca del Papa y sus cardenales, y de la grandeza de su imperio, y de la magnificencia de la ciudad de Roma.

 Y de nuestro bendito Señor le contó al joven Wolff una curiosa tradición, o más bien se la leyó del Talmud judío, que contiene un tratado sobre la destrucción de Jerusalén por Tito. En él se describe a Tito como el hombre más malvado que existe, y se cuenta de él que murió a causa de las torturas producidas por una pequeña mosca de cobre que entró en su cerebro durante el asedio, y aumentó de tamaño hasta que llegó a ser tan grande como una paloma, y ​​lo atormentó hasta la muerte.

Pero cuando murió, un hombre llamado Onkelos (en aquel entonces un príncipe pagano experto en la práctica de la hechicería, aunque después judío converso, célebre por sus comentarios sobre la Biblia), se adelantó y resucitó a Tito por medio de la magia, y luego le preguntó cómo trataría a los judíos.  A lo que Tito respondió que los maltrataría y les infligiría toda tortura posible. Ante esto, Onkelos resucitó también a Jesús de Nazaret de entre los muertos, y le preguntó cómo debían ser tratados los judíos. Y Jesús de Nazaret respondió: “Tratadlos bien”. E

Esta historia impresionó profundamente al joven Wolff, de modo que le preguntó a su padre quién era ese Jesús. Y su padre dijo que había sido un judío de gran talento, pero, como pretendía ser el Mesías, el tribunal judío lo condenó a muerte

Entonces el joven Wolff preguntó a su padre: “¿Por qué está destruida Jerusalén y por qué estamos en cautiverio?”. Su padre respondió: “Ay, ay, porque los judíos asesinaron a los profetas”.

 El joven Wolff reflexionó en su mente durante algún tiempo, y le asaltó el pensamiento: “Quizás Jesús también era un profeta, y los judíos lo mataron cuando era inocente”. — Una idea que se apoderó tanto de él, que siempre que pasaba por una iglesia cristiana, se quedaba afuera y escuchaba la predicación, hasta que su mente se llenó con el pensamiento de ser un gran predicador, como Mymonides y Jiulah-Haseed; y con frecuencia iba a la sinagoga y se estiraba frente al santuario donde estaba depositada la ley de Moisés.

También colocaba hojas arrancadas de una Biblia hebrea o de un libro de oraciones, en el que aparecía el nombre de Jehová, bajo su gorra, para que el Espíritu de Dios lo iluminara y lo protegiera de las artimañas de los demonios; y a menudo se ponía hojas de ortiga bajo la camisa, imitando a los santos rabinos.

Creía todo lo que leía y estaba sumamente encantado con un libro llamado Eegherette Baalee Hayam, que contenía un proceso judicial llevado a cabo contra la raza humana por el reino animal, ante el tribunal de Ashmeday; en el que se acusaba a la raza humana de usurpación de poder y tiranía, mientras que todos los animales inferiores trataban de demostrar su superioridad sobre el hombre. Ashmeday, sin embargo, dio su veredicto finalmente a favor del hombre, citando las palabras del Génesis, capítulo i. v. 28, "Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla; y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.